Los puntos más estratégicos de la ciudad estuvieron abarrotados por los curiosos que esperaban el inicio de los fuegos artificiales 2004 en honor a Sant Ciriac, el santo sobre el que recayó la fecha de la conquista catalana de la isla en 1235 y la entrada de los cristianos. El fuego dibujó con diversidad de colores el cielo de la isla. Los fuegos de artificio pusieron la ciudad «patas arriba» y antes de que comenzara provocaron considerables atascos en los accesos a la ciudad y en el segundo cinturón de ronda.
Aunque el castillo de fuegos artificiales comenzó con un retraso de un cuarto de hora, la gente esperaba impaciente con la vista fija en las alturas. La avenida de Santa Eulària, uno de los lugares privilegiados para visualizarlo, estaba repleta de gente que esperaba de pie la 'banda sonora' de los sonidos típicos del levante. El buen tiempo posibilitó una buena visibilidad del espectáculo pirotécnico que se inició con una marcha lenta y tiro bajo pero que posteriormente fue aumentando la intensidad del sonido y la altura de las explosiones. La gama de colores tuvo una línea ascendente que iba del monocolor al multicolor, incrementándose en los diez últimos minutos. La combinación de los colores fue bastante tradicional.
Los turistas que por estos días visitan la isla se encontraron con la sorpresa de compartir con los ibicencos la celebración de unas fiestas tan especiales y propias como son las Festes de la Terra y con unas calles repletas de gente y de animación por doquier.
Era el caso de una toledana para quien los fuegos «no han sido ninguna maravilla, ni muy especiales, en comparación con muchos otros que he podido ver, pero que en un marco como Eivissa el olor a pólvora es diferente».
Los más grandes sí que disfrutaron de los fuegos mientras que los más pequeños, asustados del estruendo, lloraban cogidos en brazos de sus padres. La sensación que se respiraba en la calle era de satisfacción y se pudieron escuchar comentarios tales como: «Ha estado guapo» o «el castillo ha sido espectacular».
Consuelo Sánchez