En Eivissa, como en muchos otros lugares costeros, la llegada del otoño no implica dejar de ir a la playa o guardar los bañadores hasta el verano que viene. Echando un vistazo uno se percata que la aglomeración de turistas ya no es la que era. En las playas en septiembre todavía se sigue viendo gente aunque en menor cantidad que los meses de julio y agosto, los más fuertes de la temporada, «aunque como todos las años, todavía hay bastante gente y el tiempo acompaña», dice Antonio Àlvarez, camarero desde hace doce años de uno de los chiringuitos de Talamanca. Es de los que opina que no hay crisis y matiza que «no hay mucho cambio. Un poco más bajo pero no demasiado». Para Juan Riera, hamaquero en la misma playa, septiembre todavía es bueno. Él, de las veinticuatro hamacas que tiene, siempre las tiene llenas. Como muestra un botón: «Todos los hoteles de esta zona de Talamanca están llenos». Gran conocedor del tipo de gente que acude a la playa, dice que «vienen menos pero mejor: comen, beben y gastan dinero. Para las discotecas serán malos pero para la gente que vivimos de la playa, son mejor».
Los turistas que llegan no son los mismos al igual que no son los mismos los motivos por los que escogen el mes de septiembre. Hay algunos, como es el caso de los catalanes David y Marta, que vienen porque es la única época posible para venir juntos por cuestiones de trabajo. Dicen que para venir con amigos mejor otra época pero que para venir en pareja septiembre está muy bien. Otros sin embargo, prefieren Eivissa en el mes otoñal ya que hay menos gente y se está mucho más tranquilo. El argentino Leandro es uno de ellos , para quien ahora «se está más tranquilo y hay menos gente». Lo mismo le ocurre a Analisa, Claudia y Linda.
Todos los profesionales del sector turístico coinciden en afirmar que en septiembre, por un lado, hay menos gente pero con un mayor nivel adquisitivo, y que los jubilados y las familias son los que más abundan. C.V.