Alos tradicionales panellets y a los rosaris no les queda más que un último golpe de horno para llegar a la mesa de todas aquellas personas que mañana se sumarán a la fiesta de Todos los Santos, dedicada a recordar a los todos los seres queridos fallecidos.
Para los paladares infantiles los rosaris son los indicados, y según la tradición, se trata de un obsequio que reciben de sus padrinos. Antonia de pastelería Bonanza aseguró que son una clase de dulces que sólo se elaboran una vez al año, con motivo de estas fiestas, y que últimamente se hacen de golosinas elaboradas a partir de esponjitas, gominolas y caramelos.
Las confitadas y los bombones también se suman a los panellets y como siempre las confitadas se sirven de calabaza y naranja, y los bombones con azúcar y chocolate.
Los sabores que Antonia ofrece de los panellets, creados a partir de una masa base compuesta por almendra, azúcar y huevos, son variados y para todos los gustos: los hay de café, de chocolate, almendra, fresa, yema, naranja, limón y canela. También están los de piñones que son los más pedidos por el público, y los sabrosos bunyols de costumbre.
En la panadería Marí Vadell, los bunyols y los panellets salen también calentitos para la festividad pero no solamente en este día ya que «durante el resto del año también vendemos panellets porque el extranjero no los conoce y les gusta probrarlos», según comentó una de las dependientas.