El caso de Jokin, el adolescente vasco acosado y maltratado en la escuela por sus compañeros de clase hasta el punto de quitarse la vida, no es un hecho aislado. El acoso es un fenómeno que, desgraciadamente, está presente en las aulas de los colegios y que padecen algunos alumnos, como el caso de Luis, cuyo testimonio refleja el último número de la revista Albada, editada por la Asociación Pitiusa de Familias que sufren enfermedad mental.
En una carta dirigida a un amigo suyo, recoge la situación de sufrimiento, marginación y maltrato psicológico que padece. «Creo que tengo un problema que tienen muchos otros chicos. Me siento marginado por dos compañeros. Lo he pensado muchas veces y he intentado descubrir por qué lo hacen, porque creo que soy bueno e intento serlo siempre, no me gusta hacer malas jugadas(...), ni me río de los demás», recoge textualmente el escrito. El adolescente, de 14 años, relata que mientras sus dos compañeros le intimidan el resto de la clase «no hacía nada para evitar las putadas y encima les reían las gracias, sin darse cuenta de la rabia y sufrimiento que eso me producía». Dejaron así de invitarle a las fiestas de cumpleaños y con ello llegó el aislamiento y la marginación. «Ojalá supieran ellos el dolor que me causan con su actitud al rechazarme y dejarme a un lado», dice. «Esta marginación no sólo me afecta mí, también repercute en mis padres contándoles lo que pasa con mis compañeros. Muchas veces no les cuento todo para no hacerles sufrir más», relataba. El psiquiatra Juan Larbán describió este caso como «un fenómeno de victimización y maltrato, un abuso de poder que se tiene sobre otro». Luis se sincera con su amigo en esta carta: «Lo estoy pasando muy mal en clase. He llegado a pensar que yo no valía nada, tal era el desprecio con el que me han llegado a tratar».
Tras un periodo de tiempo de tratamiento psicoterapeútico que lo alejó de las aulas durante dos años, Luis ha podido recuperarse y seguir sus estudios.