Fueron alrededor de 150 los niños que durante el día de ayer no quisieron perderse la aventura de montar en poni.
Los más grandes solitos, y los menores de 6 años acompañados por sus padres, llegaron a la finca Can Bassó, también conocida como el 'Valle de los ponis', para disfrutar de un día en la naturaleza.
«Los ponis están asustados porque nunca habían visto tantos niños», comentaba Maite, una de los cinco monitores que acompañaron al grupo durante la excursión. «Hemos organizado juegos para que se les pase el tiempo mientras esperan su momento de montar en poni», aseguraba también la jefa de los monitores, Mireya.
La finca funciona, según su propietario Toni Bassó, desde hace dos años y medio, y dispone de una zona de pistas de 10.000 metros cuadrados, espacio en el que ayer se concentraban la mayor parte de los niños para ver a los animales. Un poco más arriba, justo al lado de un cómodo merendero, los que esperaban su turno, jugaban al básquet y se dejaban guiar por los entretenimientos que los monitores tenían preparados para ellos.
Esta propuesta formaba parte del programa de fiestas patronales de Sant Antoni, y los participantes fueron, en su mayoría, vecinos de la localidad.
Los niños no escondían sus caras de ansiedad antes de montar, sus expresiones de experimentación durante el trayecto, ni sus rostros de alegría al terminar de montar para volver a la cola esperando nuevamente otra oportunidad.
Todos fueron guiados por el personal de la finca que les ofreció un paseo en de diez minutos por la pista, siempre cogidos de las riendas y a paso lento.
El autobús gratuito que los transportó desde la parada de autobuses hasta la finca y que los devolvió a las 16,30 horas no sólo llevó a los niños que participaron solos sino que también transportó a los padres que quisieron formar parte de esta experiencia así como también registrarla con sus cámaras fotográficas y de vídeo para recordar este día en familia en el entorno de la naturaleza pitiusa.