El conseller para Formentera, Josep Mayans, y el alcalde de la Pitiusa menor, Juanma Costa, presentaron ayer el proyecto de la planta de transferencia de residuos urbanos de Formentera, cuyas obras se iniciarán la primera quincena de febrero y que estará operativa a partir de principios del próximo año. La instalación, contemplada en el Plan Director Sectorial para la Gestión de Residuos Urbanos en Eivissa y Formentera, PDSGRUEF, tiene por objeto la recepción de residuos asimilables a urbanos generales de la isla de Formentera y su transferencia a las plantas de tratamiento ubicadas en Eivissa. Su entrada en funcionamiento propiciará la clausura definitiva del actual vertedero de es Cap de Barbaria.
El presupuesto total de las obras, que llevará a cabo la UTE GIREF, es de 3.490.061,39 y las obras se iniciarán en la primera quincena de febrero con un plazo de ejecución de 12 meses, pero tal y como dijo Mayans, los trabajos se agilizarán de manera que, presumiblemente, en enero de 2006 la planta de transferencia ya estará operativa. Su capacidad de tratamiento será de hasta 100 toneladas de residuos diarios pese a que hasta la fecha la recogida de basuras de la isla oscila entre las nueve toneladas en invierno y poco más de treinta toneladas diarias en plena temporada turística.
La planta se ubicará dentro de los terrenos de propiedad municipal en los que se ubica el actual vertedero de es Cap de Barbaria y estará situada en una superficie de 11.650 metros cuadrados, del conjunto de los cuales cabe destacar la construcción de dos naves de 300 y 500 metros cuadrados respectivamente, para la compactación de material proveniente de recogida selectiva (papel, cartón y envases) y en la otra se efectuará la compactación de residuos en masa, que posteriormente serán colocados en contenedores de herméticos de 40 metros cúbicos (entre 20 y 30 toneladas en función del contenido), que mediante barco serán remitidos a las instalaciones de Ca na Putxa en Eivissa.
Mayans reconoció el retraso con el que se efectuarán las obras y la consiguiente puesta en marcha, afirmando que el proyecto que se encontraron cuando llegaron al Consell en 2003 «tenía muchas deficiencias» y as'í señaló que la dilación se ha debido a «la introducción de muchas mejoras no contempladas inicialmente». Entre estas, Mayans señaló una básica como la desodorización de las naves, el sistema de prevención contra incendios, las recogidas y reutilización de aguas, el cerramiento perimetral para que el recinto esté plenamente controlado y la optimización del terreno, de propiedad municipal, para poder ubicar en él en un futuro inmediato diversos servicios como el destinado a la descontaminación de vehículos.
Finalmente Josep Mayans recalcó que se «ha tenido muy en cuenta el impacto ambiental y el hecho de que la planta funcionará a pocos metros de algunas zonas residenciales de es es Cap de Barbaria».