El abogado que ha sido procesado por este caso estuvo al menos dos veces en Eivissa para supuestamente hacer gestiones sobre la muerte de un joven de 17 años ocurrida en 1994. En la última ocasión, a través de una intermediaria, reclamó un matrimonio que le contrató con unos emolumentos de 635.000 pesetas, pago que se realizó en un bar de Isidoro Macabich. Éstos, posteriormente, decidieron denunciarle al considerar que este profesional no había hecho nada por esclarecer las causas reales del fallecimiento de su hijo.
«No nos dejó entrar en los juzgados ni tampoco en el hospital. Vimos desde la puerta cómo se paseaba. La única realidad es que mi hijo estaba bien, porque así nos lo dijo una médico, y que murió al ponérsele un inyección», declaró ayer en el juicio el denunciante. Las acciones legales emprendidas por éste y por su esposa pueden conllevar una pena de 3 años de prisión para el abogado procesado.
El fiscal, sin embargo, no apoyó la calificación de la acusación particular y reclamó la absolución del letrado. Todo ello, al entender que, en todo caso, hubo un malentendido entre el profesional y sus clientes y que el susceptible precio abusivo cobrado por sus gestiones más bien es un asunto civil que penal. La defensa, por su parte, exigió que se condenara en costas a los litigante porque consideró que realizaban una falsa denuncia a sabiendas. «Nosotros nunca quisimos dinero, pese a que [el acusado] nos dijo que íbamos a ganar 30 millones. Sólo pretendíamos que le hicieran una autopsia a mi hijo. En Can Misses desconocen que queríamos una investigación judicial», añadió el padre del joven toxicómano aquejado entonces de graves dolencias. El juzgado sobreseyó las primeras acciones legales sobre este caso, pero posteriormente, tras una ampliación de denuncia, se determinó el procesamiento del abogado. Según la defensa, todo el proceso ha contado con «múltiples insidias», contra el letrado, «persona que se limitó a cobrar su minuta y que hizo sus pesquisas en la forensía, los juzgados y el hospital».