E n mi opinión todo artista tiene algo que le diferencia del resto de los mortales, tiene como unas señas o una «rareza» que le hace peculiar y único que le diferencia y destaca del resto de los seres humanos y en esta regla están incluidos los periodistas que naturalmente son artistas y algunos muy buenos (ya me gustaría a mi serlo). Pues bien, no podía escapar a esta regla Antoni D.Olano, personaje controvertido y discutido donde los haya. Par empezar entre su nombre y su apellido intercalaba una «D». Que al leerlo o pronunciar su nombre sonaba como la partícula «de» muy aristocrático y distinguido, si bien muy al contrario sin embargo tras aquella mayúscula con un punto se escondía su prosaico y plebeyo primer apellido Domínguez. A partir de ahí cualquier cosa.
Como periodista era bueno y brillante, sabía escoger la noticia con garra para escribir un buen artículo. Podía ser mordaz y demoledor, sabia como atacar y encontraba el tendón de Aquiles del adversario, en polémicas era corrosivo, irónico y rotundo. Como enemigo era peligroso, pues tenía mala baba y como amigo muy bueno, leal y generoso. Si hábil era con la pluma, más lo era todavía con la palabra y esto le había creado muchas enemistades y envidias entre sus colegas. En las conversaciones siempre llevaba la voz cantante, era brillante y rápido con argumentos para vencer al contrario, si a esto añadimos su físico corpulento y su voz atronada, pues se convertía en una antipatía apisonadora. Era vehemente, apasionado y no concedía tregua hasta verse vencedor. Tenía muchos y muy buenos amigos, pero igualmente eran muchos los que no lo soportaban e intentaban desprestigiarle por todos los medio.
Hablo en pasado, pues hace años que he perdido todo contacto y no se si vive o ha fallecido. Le conocí en Madrid hace ya muchos años y conectamos muy bien, me pareció una persona divertida, lista, culta y muy amena. Cuando organicé las Semanas Culturales, en contra de la opinión de la mayoría le invité, me prevenía contra él, indicando que podía ser una bomba, pero el resultado fue todo lo contrario. Le gusto mucho Ibiza y se lo paso muy bien, estuvo toda la semana que era «Homenaje a Charlot y Pasolini». En la sociedad Ebusus se organizaron varios coloquios y mesas redondas donde estuvo genial, destacando entre todos los invitados y al regreso a Madrid escribió una serie de artículos formidables sobre Ibiza que eran una magnifica promoción. Trabamos una buena amistad y volvimos a vernos varias veces en Madrid y siempre se mostró muy agradable y atento conmigo.
El tenía una gran amistad con el Marqués de Villaverde yerno de Franco y después de la muerte del Generalísimo la familia conectó con Antonio D.Olano para que escribiera las memorias del General. Por lo visto Franco escribía unas notas a modo de diario después de sus entrevistas y audiencias con todas suerte de personajes, a través de 40 años y estos manuscritos Antonio debía ordenarlos y servirle para confeccionar las memorias de Franco, pero la hija Carmen Franco actual Duquesa de Franco consideró con muy buen criterio que debían dejar pasar unos años antes de la publicación por cuanto todavía vivían muchos de los personajes sobre los que opinaba el General y podrían llevarse grandes sorpresas y disgustos. Antonio me comentó que había trabajado un poco ordenando las notas del Caudillo y que estas no tenían desperdicios y que muchos de los personajes del Franquismo que se creían muy cerca y muy bien considerados y que gozaban de la confianza de Franco, salían muy mal parados y que los comentarios eran pésimos y demoledores. Antonio fue honesto y honrado y nunca escribió sobre él particular ni traicionó la confianza depositada en él.