El director Ponseti recuerda que estos conciertos comenzaron en Palma de forma experimental hace siete años y que han venido creciendo y perfeccionando, hasta alcanzar a los 10.000 escolares anuales: «Lo importante es que se motiven porque no están acostumbrados, y también que haya conexión, que no vean a los músicos como personas muy serias y rígidas y que vean esto como una actividad divertida pero también culta», explicó el director acerca de los objetivos de estos conciertos.
«Hemos cambiado el repertorio con cosas que sean fáciles de digerir», aseguró Ponseti sobre el programa presentado ayer por la mañana, que difiere del que se ofrece en Palma por cuestiones de espacio sobre el escenario.
Con respecto a la reacción que los niños tuvieron ante el anuncio de la ejecución de la Quinta Sinfonía de Beethoven, aseguró que «es normal porque es un hit parade y la conocen mucho, pero seguramente en vivo nunca la habían oído. Entonces hay que buscar ese aspecto más anecdótico pero que le da un contenido más fresco también».
Si bien Ponseti asegura que su vocación se vio alimentada por la influencia de su padre y su hermano, que eran cantantes, señaló que su devoción por la música comenzó de niño: «En la escuela, una vez hubo un acto donde vino un pianista a tocar y cuando oí el piano me quedé fascinado porque nunca lo había escuchado, y a partir de ahí desarrollé un interés por la música. La verdad es que sólo tenía 6 o 7 años y nunca había vivido el piano y me fascinó». Sin embargo, Ponseti aseguró que «hay tantos estímulos hoy en día que los músicos de música clásica hemos quedado algo rezagados», pero que a través de estos conciertos y de la comunicación con el público infantil, lo que se pretende es «desmitificar la música clásica para que vean que no es algo inaccesible, que se puede alcanzar y tocar por la manos».