Un viaje por el Egipto desconocido, lejos de las rutas turísticas alrededor del Nilo, en las proximidades de la frontera con Libia. Es lo que propone Roberto Barvié en la exposición que se puede visitar durante estos días en el pub Suy. A través de 350 fotos, este argentino que reside en la isla desde hace 30 años, pretende mostrar lo que él vio en su viaje a la zona en el año 2000. Fue su compañera de viaje, la fotógrafa griega Renata Papacosta, la que le dio parte de su equipo para que plasmara su punto de vista: «Yo no soy artista ni tengo la pretensión de serlo. Lo único que persigo es dejar un testimonio, un documento de mi visita, porque cuando tú haces algo así en un recinto público como un bar se convierte en algo documental, porque a la gente le quedan las imágenes de una zona de la que no tenía ninguna referencia», explica.
La exposición es una selección de las más de mil fotos que
realizó durante el recorrido por los cuatro oasis en los que
estuvo. Roberto quedó fascinado con los paisajes que encontró en el
desierto, sus formas y erosiones: «Son paisajes lunares, con rocas
debajo de las cuales puedes dormir porque hay un techo que te
cubre. Yo pensaba que el desierto era sólo amarillo, pero hay
muchísimas tonalidades de arenas minerales», relata. Le sorprendió
como un artista de la zona, que se dedicaba a hacer esculturas en
su casa a pesar de que raramente alguien pasaba por allí, poseía
latas con colores impensables, como arena de color turquesa
recogida cerca del Sinaí.
La gente y su forma de vivir es otra de las partes de este relato
visual que nos propone Roberto: «Es una civilización retrasada pero
es maravillosa.Viven anclados en la edad media. Son muy pobres pero
tienen una gran riqueza humana», asegura. Iván
Muñoz