Vicente Juan Segura fue ordenado ayer obispo de Eivissa y Formentera en la Catedral de Eivissa en una ceremonia plagada de recuerdos a la figura del Papa Juan Pablo II, ya que la casulla y el anillo que portaba en la consagración eran regalos de Karol Wojtyla.
Alrededor de 1.200 personas en el interior de la catedral y medio centenar en el exterior siguieron la ceremonia de ordenación presidida por Leonardo Sandri, arzobispo titular de Cittanova y sustituto de la Secretaría de Estado, y concelebrada por Ricard María Carles, arzobispo emérito de Barcelona, y Agustín García-Gasco, arzobispo metropolitano de Valencia. En total, había 75 sacerdotes y 22 obispos en el acto de consagración, entre ellos tres que han pasado por Eivissa, Agustín Cortés, Javier Salinas y Manuel Ureña.
La vinculación estrecha del nuevo obispo de Eivissa con la Santa Sede, ya que permaneció seis años en las nunciaturas de Costa Rica, Marruecos y Mozambique y once años al frente de la sección de lengua española de la Secretaría de Estado del Vaticano, supuso ayer un desembarco en Eivissa de figuras relevantes de Roma, que acompañaron en su ordenación al nuevo prelado, como el caso de Sandri, el ex secretario personal de Juan Pablo II, Stanislaw Dziwisz, y el maestro de ceremonias del Vaticano, Piero Marini. También contó con una nutrida presencia de valencianos, ya que el ex diplomático de la Santa Sede es natural de Tabernes de Valldigna, lugar en el que nació el 22 de mayo de 1955. Su madre, Josefa Segura, hermanos y sobrinos siguieron con emoción la ceremonia. Sus sobrinos participaron en la entrega de las ofrendas en la eucaristía. El presidente del Govern, Jaume Matas, el vicepresidente del Parlament, Joan Marí Tur, y el presidente del Consell, Pere Palau, formaron parte de los políticos asistentes.
La ceremonia, que se prolongó cerca de tres horas, contó con una nutrida presencia de voluntarios de la Diócesis. El Cor Ciutat de Eivissa intervino también y cerró la ordenación con el «Himne del Centenari».