Cada verano, los amigos Alejandro Vera y Antonio Cámara se toman unos meses de descanso en la isla. Con ellos traen algunos personajes de los 20 que guardan en su taller de Zaragoza y este año han elegido al 'Hombre muelle', a 'Los Robots' y los 'Hermanos diablo'.
De forma esporádica, en alguna esquina, aparecen con sus trajes para hacer reír a niños y adultos, y de paso, sacar algunos euros que les invite a disfrutar de una buena cena a la salud de su creatividad y saber hacer.
«No venimos a Eivissa a ganar dinero porque para eso nos quedamos en Zaragoza. Aquí de lo que disfrutamos es del 'feeling' de la gente en la calle. Siempre trabajamos en discotecas y allí no hay ni niños ni abuelos que son a los que nos gusta sacar una sonrisa», señala Alejandro que dirige el grupo creativo 'Espiral Dreams' desde hace 12 años a través del cuál se dedica a espectáculos teatrales y a la instalación de grandes decorados. Empezaron por entonces en una club de su ciudad, en el 'Coliseum' , y allí continúan, además de viajar por las ciudades de San Sebastián, Pamplona, Barcelona y Santander.
«Tenemos personajes cómicos, otros que son muy gore y dan miedo, y también personajes blancos que son amables como los payasos. No puedo decir que somos artistas porque no me considero un artista. Me considero algo creativo», aclara Alejandro, que cada vez que aparece con alguno de sus personajes en una esquina del puerto acapara toda la atención de los paseantes que inmediatamente se transforman en su público, y por ello, debe aclarar a los otros artistas callejeros que sólo estará por dos «horitas».
Pero es en Zaragoza donde el grupo creativo juega fuerte en sus espectáculos y monta fiestas temáticas que dependen casi por completo del guión que plantea 'Espiral Dreams'. Esta es la fiesta gore titulada 'Hell Raiser y sus cenovitas' en la que no escatiman sangre y terror para asustar al público. «La gente sabe a lo que va y lo avisamos en la publicidad. Es una fiesta dura que necesita actores que hacen de malos y de víctimas, pero también participa el público. Además tenemos una colección de ropa porque la gente se mancha de sangre durante el espectáculo».
Otra fiesta que también tiene mucho éxito para estos jóvenes es la 'Romana' que según Alejandro es de carácter exótico. «Ésta a la gente le encanta porque hay mucho vino y mucho sexo. Es un poco bacanal. Aquí el público se apunta más porque vamos cogiendo a gente y la subimos a un carro romano y le damos fruta, vino, besos, y lógico, después no se quieren bajar».
Antonio aclara que les gusta el riesgo, el erotismo y el fuego pero que no juegan con el glamour: «No somos de lentejuelas ni de plumas, tenemos trajes contundentes», y aunque poco a poco van trayendo a sus personajes piensan que, si bien la fiesta gore no combinaría con el espíritu de la isla, la fiesta Romana sería «todo un espectáculo». L.A.