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Sí quiero

Pablo y Joel son los protagonistas del primer matrimonio de homosexuales celebrado en la ciudad de Eivissa

Los novios, a la salida del Ajuntament, donde se celebró la ceremonia.

La sala de plenos del Ayuntamiento, un miembro del gobierno municipal, la pareja, testigos, amigos y familiares: una boda por lo civil más. Con sus besos, felicitaciones y los pétalos de rosa a la salida. Todo como siempre, nada anormal. Excepto una cosa. Los contrayentes tienen nombre de varón. Joel y Pablo pasaron ayer a la historia de la ciudad de Eivissa por ser los primeros que se acogen a la ley aprobada hace unos meses por el Gobierno y mediante la cual las parejas de homosexuales pueden contraer matrimonio.

Se conocieron en esta isla hace nada menos que 26 años, concretamente en la playa de es Cavallet. Desde entonces están juntos y hacía ya tiempo que tenían en mente sellar legalmente su relación en cualquiera de los países donde se permitiera. En cuanto se hizo posible en España, no lo dudaron ni un momento y se apresuraron a realizar las gestiones oportunas: «Afortunadamente estamos en uno de los países que no discrimina a este sector de la población [el homosexual]. Para nosotros esto es pasar de ser ciudadanos de segunda a ser iguales que todos nuestros amigos y toda nuestra familia», explicaba Pablo de Etxebarria a la salida del consistorio sin soltar la mano del recientemente convertido en su esposo, Joel.

Algo parecido había dicho Leopold Llombart, concejal de Policía, en quien el alcalde delegó para oficiar la ceremonia: «Significa un paso dado por nuestra sociedad para ser más abierta, más democrática, más justa. Una sociedad no es justa si maltrata a grupos sociales que son parte de ella misma», expresó. «Sin esta decisión comunidades de ciudadanos del país podrían seguir amándose pero no habría sido posible compartir un día de gozo como éste. Los armarios son para que guardemos en ellos nuestra ropa y enseres, no para que nos sirvan de refugio», prosiguió el concejal, que conminó a la pareja a ser feliz porque «todos tenemos derecho a serlo o a intentarlo por lo menos».

La pareja vive en Miami, pero quiso dar este importante paso en el lugar donde nació su amor. No estarán mucho tiempo, pues hoy parten hacia Asturias, donde el hermano de Pablo contraerá mañana matrimonio. Ellos son los primeros de su círculo de amigos homosexuales en firmar su unión sobre el libro de registro, aunque aseguran que son muchos los que ya tienen planeado seguir sus pasos. Lo que no tienen muy claro todavía es si se lanzarán a la tarea de ser padres: «Lo de los hijos nos lo vamos a tener que pensar. Desde que salió la ley hemos estado concentrados en organizar la boda. De momento tenemos dos perros», bromea Pablo.

De blanco los dos, ambos disfrutaban de los primeros minutos de su nuevo estado civil. Una de las primeras tareas que tendrán que afrontar como matrimonio será la de reconstruir su casa en Florida, muy dañada por el paso del huracán Katrina. Un disgusto que seguramente ha amortiguado el sueño que ayer hicieron realidad en la ciudad de Eivissa.

Iván Muñoz

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