El transfuguismo político originó ayer un intenso debate en el pleno del Ayuntamiento de Eivissa que acabó con el rechazo de la moción presentada por los populares en este sentido y la aprobación por unanimidad de una propuesta transaccional realizada por el equipo de gobierno, que la oposición consideró demasiado «light». En esta moción, se recogían tres de los cuatro puntos que el PP había contemplado en su propuesta, y por tanto se condenaba «cualquier forma de transfuguismo político» y se suscribía el Código de Conducta Política aprobado en Madrid en 1998. Sin embargo, no aparecía reflejado un cuarto punto, que fue precisamente el que motivó el rechazo del ejecutivo local a la iniciativa del PP, en el que se instaba al pleno a no mantener en su equipo de gobierno a concejales «desligitimados por sus partidos», en clara alusión al caso del edil Leopold Llombart, antiguo concejal de ENE que ha seguido dentro del ejecutivo local a pesar de que su entonces partido, ENE, decidió salir del Pacte por diferencias respecto al PGOU.
El alcalde accidental, Pedro Campillo, que criticó el «oportunismo político del PP», aseguró que el caso de Llombart, que «se presentó en las listas del Pacte, que fue votado por los ciudadanos en la candidatura en la que iba, y que tres años después sigue en las misma candidatura», no puede considerarse transfuguismo «ni en el sentido etimológico ni en el sentido político ni ético». Asimismo, negó que esta situación tenga algo que ver con la que se vivió en Calvià y de paso, enumeró buena parte de los 32 municipios del PP que gobiernan «gracias al apoyo de un tránsfuga».
El PP, que dio respaldo a la propuesta progresista, eso sí, pidiendo que se hiciera constar que «el Ayuntamiento está consintiendo gobernar con un tránsfuga», criticó, «la incoherencia política de la propuesta del equipo de gobierno y la maniobra de confusión realizada por Campillo para hacer creer que Llombart no es un tránsfuga», según manifestó su portavoz, Virtudes Marí.