Las lluvias de los últimos días han agravado la estabilidad de la ladera de sa Caixota, que, dos meses después del deslave, sigue pendiente de una intervención de urgencia para garantizar su estabilidad. El 18 de septiembre se produjo el corrimiento de la ladera, como consecuencia también de las fuertes lluvias de ese fin de semana, arrastrando montaña abajo dos viviendas, con graves daños en su estructura, y provocando el desplome del bloque de apartamentos el Residencial Vista Alegre y la ruptura de la carretera.
Dos meses después del desastre, el terreno sigue cediendo y aún no se han iniciado las tareas de consolidación de la montaña anunciadas. La división de opinión de los propietarios, que en una reunión celebrada el mes pasado decidieron dividirse en dos grupos para que cada uno lleve a cabo por su cuenta las actuaciones que considere oportunas, han retrasado la operación planificada por el abogado y representante del Residencial Vista Alegre, Josep Lluís Ríos, que ayer afirmó a este periódico que pedirá al Ayuntamiento de Sant Josep que intervenga para que los propietarios de la zona alta de la ladera actúen cuanto antes. «La montaña está cediendo y nosotros no podemos hacer nada, si no se garantiza antes la estabilidad de la parte superior», indica.
El letrado asegura que las últimas lluvias han agravado la situación y augura que en un plazo de tres semanas puede empeorar y «producirse nuevos movimientos» si sigue lloviendo de esta manera. «El agua carga más peso sobre un área que ya está fastidiada y sin estabilizar», apunta. «El terreno no aguanta más», añade.
El efecto del continuo movimiento del terreno se ve perfectamente. La grieta del terreno que atravesaba la ladera de arriba a abajo, hasta los restos del bloque de apartamentos, ya no se aprecia porque todo el suelo se ha hundido. De la misma manera, la estructura de las dos viviendas a la deriva está mucho más retorcida, incluida la escollera de sujeción. La piscina de una de ellas aparece partida en un ángulo de 90 grados. Ríos asegura estar «terriblemente decepcionado» por la falta de entendimiento de los propietarios para llevar a cabo el proyecto previsto inicialmente para consolidar la ladera y reconstruir la zona. «Se hizo un despliegue de medios técnicos para que en tres semanas hubiera ya un proyecto sobre la mesa y se pudieran iniciar las obras», recuerda el abogado, que insiste en que las tareas de retirada de escombros no pueden comenzar hasta que no se sujete la parte alta de la montaña. El Residencial, además, tendrá que instalar un muro-pantalla para evitar daños a la vivienda situada por encima.