Los niños de quinto curso de Can Cantó conocieron ayer el sitio al que va a parar todo el vidrio, el papel, el plástico y las latas que muchos de ellos tiran habitualmente a los contenedores de reciclaje. Visitaron la Estació de Transferència, una planta en la que se preparan y compactan todos estos residuos, que posteriormente se enviarán a la península para ser reciclados. «Aquí llegan camiones cargados, se ponen sobre una plancha de hierro, que en realidad es una báscula, y un empleado apunta el peso y de qué municipio viene, porque luego al ayuntamiento le dan dinero por este material», explicó ayer Joan Carles Palerm, educador de la Fundació Deixalles, que se encarga de enseñarles la planta y de hablarles de la importancia que tiene reciclar para ahorrar materias primas, pero también para gastar menos energía en su fabricación. Para que los pequeños lo entendieran mejor, Palerm echó mano de ejemplos prácticos. «El ahorro de energía que conseguimos reciclando un iglú lleno de botellas de vidrio es equivalente al rendimiento que nos dan 130 litros de petróleo», explicó el educador, que destacó también que para fabricar 1.000 kilos de papel se necesitan 280.000 litros de agua. «Mucha más de la que beberéis nunca», aseguró Palerm, que remarcó a los niños el hecho de que si el papel se recicla, además de ahorrar en árboles, se ahorra en agua. Pero quizás lo que más gracia les hizo fue saber que si tiraban una lata de refresco a reciclar, podían mirar la tele durante tres horas sin coste ambiental. «Es muy importante que tiréis a los contenedores amarillos las latas de Coca-cola o de atún, porque se ahorra muchísima energía», recalcó Palerm.
El educador guió al grupo de niños por todas las instalaciones de la estación de transferencia, en la que vieron también cómo se compacta el plástico para que su volumen sea mucho menor y se pueda transportar fácilmente a Mallorca, donde será reciclado. «Luego allí se tira todo este plástico compactado a una piscina para que se vaya aflojando y se pueda separar fácilmente». Los niños de Can Cantó fueron los primeros en visitar las instalaciones de la estación de transferencia, dentro de unos talleres ambientales que han preparado desde el Consell en colaboración con la Fundació Deixalles para concienciar a la población escolar y, a través de ellos, a sus padres. «Esto luego se lo podéis explicar a vuestros papás», les recordó Palerm.
En 2005 pasaron por esta planta 6.498 toneladas de material para reciclar. La mayor parte correspondió a papel -4.127 toneladas-, seguido del vidrio -1.972. Los envases llegaron sólo a 397 toneladas.
C. Roig