Llegar a la playa, tumbarse al sol y refrescarse en el mar nadando en las cristalinas aguas puede ser todo lo placentero y relajado que se quiera, siempre que se tomen las medidas de precaución necesarias para evitar accidentes. Porque, aunque cada vez hay más socorristas de Cruz Roja velando por la seguridad de los bañistas, las playas están llenas de peligros y posibles accidentes, que el verano pasado se contabilizaron en más de 12.000 atenciones sanitarias y 260 intervenciones de salvamento de personas en el mar.
Según el coordinador de Socorristas de Cruz Roja, Lucas Delbon, las playas conllevan señales y balizamientos que indican dónde están los peligros a los que está expuesto el bañista.
Una de ellas es la bandera sobre el estado del mar, que actúa como un semáforo indicando en verde que no hay ningún peligro, en amarillo que puede haber un peligro y en rojo que no está permitido bañarse. Otra de las pistas a tener en cuenta son los balizamientos que indican las zonas de baño, y de paso de embarcaciones: «Cuando se llega, lo primero que se debe hacer es buscar la bandera de señalización. Es fácil de identificar, pero hay que preguntar a los socorristas cuál es el peligro que indica el color amarilla, que pueden ser medusas o corrientes. En el último caso, tiene que haber una zona delimitada con boyas que demarcarca hasta donde uno se puede bañar», explica Delbon.
L.Aversa