Cerca de una veintena de detenidos, entre el viernes y el sábado, colapsaron el Juzgado de Instrucción Número 1 de Eivissa, de guardia en la semana, cuyos funcionarios terminaron su trabajo a las once de la noche, aproximadamente. En una guardia anterior correspondiente al Juzgado de Instrucción Número 4, que carga además con los numerosos casos de violencia doméstica, algunos de sus funcionarios tuvieron que trabajar durante toda la noche, incluido el juez.
El Ministerio de Justicia no paga las horas extras a estos trabajadores, por lo que el ambiente, ayer, domingo, en Instrucción 1 era de verdadera crispación. «Para que luego digan que los funcionarios no trabajamos», bromeó una funcionaria. «En Eivissa, en julio y agosto, esto es de locos», dijo otra, que recordó que «todos los años ocurre lo mismo y hasta ahora nadie ha puesto una solución real». En 2003, como consecuencia de la entrada en funcionamiento de la ley de juicios rápidos, los funcionarios cobraron una compensación por las horas extras trabajadas, una circunstancia que según el juez decano, Juan Carlos Torres, titular del Juzgado de Instrucción Número 1, no se ha vuelto a producir. El año pasado, en Junta de Jueces, se buscó una manera de ordenar el caos del verano y se acotó a la Guardia Civil y al Cuerpo Nacional de Policía el horario para la presentación de los detenidos en los Juzgados. Por la mañana, hasta las once, y por la tarde, hasta las cinco. Los funcionarios coinciden en señalar que esta medida ha resultado efectiva, pero, a tenor de lo visto este fin de semana, no es suficiente. El sábado el Juzgado de Guardia tuvo que tomar declaración y decidir el destino de al menos seis italianos por presuntos robos con violencia, dos rumanos por el mismo supuesto, y un español por posesión de droga, además de instruir al menos una alcoholemia positiva al volante.
El día anterior, viernes, además de los casos -ya prácticamente rutinarios- de alcoholemias y presuntos malos tratos, los funcionarios de Instrucción 1 tomaron declaración a cuatro presuntos narcotraficantes detenidos por la policía en sa Penya. Decenas de personas esperaban en la puerta del Juzgado, lo que contribuye a incrementar la sensación de agobio.