Quizá su éxito radique en el amplio horario (de 11'00 a 22'00 horas) o quizá en la variedad de actividades que permiten pasar una agradable mañana en familia, pero lo cierto es que la feria del mundo rural siempre consigue que casi nadie se quede en casa. Prueba de ello es que minutos antes de la inauguración de ayer, prevista para las 12'00 horas, muchas personas se agolpaban en la puerta de entrada para escuchar el discurso del presidente del Consell de Eivissa, Xico Tarrés, ver el baile tradicional inaugural que este año tuvo como protagonista a la colla l'Horta de Jesús, pero sobre todo para entrar cuanto antes al recinto donde se ubicaban stands de embutidos de la tierra y de fuera, por ejemplo. Tarrés destacó que la riqueza de un pueblo está en su territorio, entre otros aspectos, por lo que es necesario cuidarlo: «El entorno está cuidado por la gente que lo trabaja; éste es el sector representado en esta feria».
Poco a poco, los visitantes fueron entrando para observar los puestos rurales presentes en esta feria. Antonio García y Teodoro de Lorenzo son dos amigos que visitaron por primera vez la feria: «Hemos comido un poco de coca de pimiento, que está buenísima», destacó Teodoro. Y su amigo puntualizó: «Hemos decidido venir por curiosidad; para ver un poco lo que hay». María Isabel Jiménez y Luis Flores, por su parte, ya son veteranos de esta feria: «Venimos desde hace cuatro años porque vemos cómo está la realidad rural y porque nos encanta el pan de algarroba». Esta pareja aseguró que han visto crecer el número de puestos de agricultura ecológica: «Nos parecen muy importantes».
En esta feria se pueden encontrar puestos de todo tipo: labores tradicionales con ropa e instrumentos, como el de es Retorn, creaciones con barro y hasta un puesto de gallinas ecológicas. En la carpa anexa, pequeños y mayores disfrutaron viendo animales y la exhibición de agility. l María José Real