En realidad la edad no importa porque tanto niños como mayores acuden a las clases de equitación que se desarrollan en las cuadras de Ca'n Mayans. Los sábados por la mañana muchos niños acuden a estas instalaciones, ubicadas en plena naturaleza, para disfrutar de una mañana de aprendizaje y diversión. Lisa tiene seis años y ayer estaba un poco triste porque no podía montar a su yegua, Penélope. «Estoy un poco malita y no creo que pueda montar». Su madre señaló que Lisa monta tres veces por semana a caballo: «A ella le gustaría estar aquí todos los días, pero no puede ser porque tiene que crecer un poquito más; si montara más podría tener problemas de espalda».
Cecilia Díaz es una simpática asturiana que llegó hace unos meses a Ca'n Mayans para ejercer su profesión, técnico deportivo en equitación: «A los que no tienen conocimientos previos les enseño la doma, que es lo básico para después aprender a saltar; la doma consiste en el paso, el trote y el galope». Y añadió: «Hay niñas que ya están por el paso y otras ya tienen caballos más grandes porque dominan el trote». Según explica a muchos adultos que quieren iniciarse en equitación les da reparo ir a clase con niños, pero luego esas reticencias iniciales desaparecen. «Mi pony se llama Coba; a veces es simpático y otras no tanto; tiene sus días, como nosotros», afirmó Alba, una niña de nueve años que monta a caballo desde hace tres. «Los ponys tienen muy mal carácter. La relación correcta es caballo viejo y tranquilo con jinete joven e inexperto», afirmó Cecilia.
Las mañanas en estas cuadras cercanas a Sant Llorenç se completan con divertidos juegos y gimkanas con las que los niños también aprenden. l María José Real