Un hombre con principios, valores, convicciones, uno de los mejores gobernantes de la democracia. Humilde. Inteligente. Trabajador de abajo a arriba. Un hombre con cabeza y corazón». Con esta presentación por parte de Rosa Estarás que, evidentemente, se refería a Mariano Rajoy, el invitado saltó al escenario ante un millar de asistentes a pesar de la hora intempestiva (16'30 horas) en un día laborable. Entre ellos fervientes seguidores del «futuro presidente» del Gobierno que le asignaron hasta la calidad de ser Dios. Otros, la mayoría, ya no estaban para jalearse demasiado por los años vividos. A pesar de todo, Rajoy logró hacer reír y aplaudir en más de una vez a unos y a otros poniéndose, incluso, en el papel de los payasos de la tele al preguntar al auditorio si confiaban en José Luis Rodríguez Zapatero. «Nooooooooooo» fue la respuesta obtenida. Obvio. Rajoy, que llegó con media de hora de retraso sobre lo previsto, descendió de una furgoneta Volkswagen acompañado de la familia popular: Antoni Marí Carraca, Enrique Fajarnés, José Juan Cardona y Rosa Estarás. Primero atendió a los funcionarios de Justicia que se encuentran en huelga, después el acto esperado.
Subió al escenario con rostro feliz ante el apuro del personal de su grupo de trabajo porque se veía demasiado el sudor de la frente. Es lo que tiene la fama. Empezó su discurso con las menciones específicas de Eivissa y Formentera, lo que provocó una gran ovación de aplausos. Le siguieron otros tantos a lo largo de todo el acto. Rajoy, que no perdió la ocasión para hacer referencia al comentario de Zapatero cuando conversaba con Iñaki Gabilondo, apuntó: «Hablaba bajito para que nadie el oyera pero lo cacharon, como se dice en mi pueblo. Esta es su campaña, la de la crispación y arrear al señor Rajoy. Pero en Gabilondo lo hemos cachado», insistió. El candidato a la presidencia continuó con su humor y calificó a Zapatero de ser el 'coco', «porque su programa da miedo a los españoles».
Ayer no sólo recibió el presidente del Gobierno. Y es que Rajoy también dedicó algunas perlas al ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, por la crisis de los funcionarios y ser responsable de los «problemas» que esto conlleva a la sociedad. Menos mal que fue anunciado como el hombre «con cabeza y corazón», según Estarás, porque lo de calificar al presidente como el 'coco' seguro que provocó algún trauma a los menores que acudieron al acto, entre ellos los ya famosos nietos de Pere Palau, que seguro que tuvo que calmar el susto de los niños. Tras una hora y media, el candidato a la presidencia del Gobierno se despidió de los seguidores populares de Eivissa y Formentera entre abrazos, aplausos y gritos de «presidente, presidente». Incluso llegó a firmar autógrafos durante su recorrido hasta la salida. Eso sí, Mariano Rajoy no pudo abandonar el Recinto Ferial sin la tradicional foto con los integrantes de Nuevas Generaciones del PP.