Ocho chicos y chicas adolescentes procedentes de Mallorca llegaron el viernes a Eivissa a bordo del barco Galaxie, un espacio donde aprenden valores tan importantes como la convivencia o la responsabilidad a través de diferentes tareas básicas de la vida diaria. «Se trata de un proyecto socioeducativo que realizamos desde hace tres años. Son adolescentes vinculados a entidades no lucrativas, como Projecte Jove o la Fundació Barceló. La parte de navegación es importante, pero lo que realmente nos interesa que aprendan es la convivencia sana y positiva y que los chicos en el paso de la infancia a la vida adulta vayan asumiendo sus responsabilidades; les ayudamos a ser autónomos», explica Bárbara Riera, coordinadora de los proyectos de la Fundació de Joves Navegants de Balears. Uno de los proyectos de esta entidad es la Ruta de la Sal. Hace una semana partieron de Mallorca rumbo a Barcelona, ciudad donde visitaron lugares tan emblemáticos como el Aquàrim. El viernes por la noche llegaron a Eivissa tras la regata: «Pasamos mucho frío; el barco se movía mucho y nos mojamos mucho», explicó ayer Daniela do Santos, una chica de 18 años que durante la mañana de ayer limpiaba el barco junto con el resto de sus siete amigos para poder salir de excursión por Dalt Vila.
«Todos tienen unas funciones asignadas, que se centran en tres áreas: la limpieza de la cubierta, la de interior (camarotes y baños) y la cocina (lavar los platos y ayudar a hacer la comida, por ejemplo). La idea es que todos nos necesitamos», explicó Bárbara.
Daniela afirmó que lo que más le gusta «es ayudar a cocinar» y lo que menos limpiar la cubierta. Todo lo contrario que Constantine Tanase, un rumano de 15 años afincado en Mallorca: «A mí me gusta más estar en la cubierta; lo que menos me atrae es ayudar en la cocina». Tras la excursión por Dalt Vila, los chicos y chicas junto con sus educadores sociales regresaron al barco.
María José Real