La burocracia se reducirá a su mínima expresión, las colas desaparecerán, tan sólo habrá que acudir a una ventanilla o, incluso, se podrá evitar tener que moverse y alguien desde Dinamarca podrá montar un negocio en Eivissa con la misma facilidad que si viviera en ses Figueretes.
La Directiva Europea de Servicios, también conocida como 'Directiva Bolkenstein', no tendrá un efecto tan perverso para el sector servicios como hasta ahora han temido, y siguen temiendo, los pequeños comerciantes de las islas, que entienden que esta norma europea puede suponer un coladero para la entrada de las grandes superficies.
Al menos así lo defendió ayer el Govern en Eivissa durante ayer una jornada organizada en la sede del Consell Insular para explicar cómo se pretende aplicar la transposición de esta directiva europea a las normativas autonómica, insular y municipal, algo que debe haberse realizado antes del 28 de diciembre del año próximo.
La norma comunitaria consagra la posibilidad de implantación de las empresas de servicios en cualquier lugar de la Unión Europea «pero al mismo tiempo contempla y reconoce mecanismos para que las administraciones puedan poner límites», explicó ayer la consellera balear de Comercio, Francesca Vives.
«La norma permite de forma genérica la implantación de grandes superficies pero, al mismo tiempo, se especifica que se podrá evitar su instalación atendiendo al interés general y a criterios de sostenibilidad territorial y medioambiental, y no económica, como hasta ahora», añadió la consellera, quien aseguró que desde el Govern «se está a favor de potenciar «el comercio de proximidad».