La oferta turística desarrollada en Eivissa desde hace años ha contado con una parte muy importante orientada a la demanda de lujo. Éste, la exclusividad o el glamour se han asociado de forma constante con la isla pero hasta hace poco el visitante de alto standing apenas contaba con plazas hoteleras de la máxima categoría. Ahora ya son cuatro los establecimientos cinco estrellas abiertos y existen proyectos para al menos otras tres instalaciones de este tipo.
La nueva oferta de alojamiento y servicios complementarios responde a una demanda, pero para reafirmar la condición de destino de alto nivel Eivissa debe abordar algunas mejoras, tal y como coinciden en opinar los directores de los tres hoteles de cinco estrellas abiertos en los dos últimos años.
«Es muy conocida por todos la gran necesidad de mejorar la Estación Marítima de Eivissa y hacer reformas en el aeropuerto con el fin de conseguir en invierno un aumento de líneas», apunta Raimundo Peñafort, recientemente nombrado director del hotel Fenicia, en Santa Eulària.
«Nuestro caballo de batalla son los vuelos», coincide Àngel Miguélez, máximo responsable de El Mirador de Dalt Vila. «Ya se ha conseguido que haya un buen número de hoteles que abran en invierno con una oferta de calidad. Muchos clientes vendrían aquí, especialmente durante los fines de semana, pero si tienen que hacer dos horas de escala en el aeropuerto de Palma, obviamente acaban quedándose allí».
Raúl Sierra, director del Ibiza Gran Hotel añade que esta carencia «es especialmente relevante para llegar a captar lo que nosotros llamamos los 'city break', las escapadas de fin de semana». El directivo de la instalación que también será la nueva sede del Casino de Ibiza añade también la necesidad de mejorar la oferta complementaria abierta en temporada baja.
La baza náutica y el golf
Sin duda, las afirmaciones de los tres directores las suscribiría la inmensa mayoría de los residentes en la isla. En cambio su posición sobre la construcción de nuevos puertos deportivos y, especialmente, los campos de golf, despertará bastantes recelos.
«Cuando las cosas se hacen bien no tienen porqué representar un problema. A lo mejor no es cuestión de hacer un nuevo puerto en una cala casi virgen pero sí que podría hacerse en núcleos de población consolidados y con una infraestructura mínima existente», asegura Miguélez, quien añade que «en cuanto a los campos de golf, a veces se asocian estas instalaciones a otras cosas como grandes promociones de apartamentos o de hoteles. Pero no es necesario, si no hay mucho hormigón el efecto es mínimo y, si la cosa no funciona, se levanta el césped y listo».
«Yo me situaría en un punto medio», explica Sierra. «Hay que reconocer que los campos de golf y los puertos deportivos están muy ligados al turismo de alto nivel pero es cierto que la masificación de estos productos estropearía lo que son los valores naturales de la isla y por la que resulta atractiva», aclara.
«En el caso concreto del golf, con un campo solamente no vamos a atrapar nunca a estos visitantes. En Eivissa harían falta unos tres campos para poder satisfacer a este tipo de turismo y las pistas deben poder contar con la posibilidad de jugar en ellas sin ser socio», añade el director del Gran Hotel.
«Sin lugar a dudas nadie discute que los campos de golf y los puertos deportivos son un gran reclamo para el turismo de calidad. Si Eivissa quiere ser competitiva son dos temas a tener en cuenta», se muestra más tajante Peñafort.
Pero a pesar de estas carencias, en opinión del responsable del Fenicia «la isla posee un gran abanico de posibilidades, planta hotelera de calidad, gran variedad de oferta gastronómica, playas de aguas cristalinas, parques naturales, cultura, Dalt Vila como Patrimonio de la Humanidad, todos ellos capaces de satisfacer a la amplia variedad de gustos en los diferentes segmentos de mercado».
Desde El Mirador de Dalt Vila, su director apunta: «La imagen de Eivissa como un destino de sol y playa está muy arraigada. Existe un elemento, que no sé si es un factor de competitividad pero que sí que atrae a muchísimas personas todos los años. Se trata del ocio nocturno. No sé porqué se tiene ese miedo a las discotecas como atractivo turístico».
«Respecto a las discotecas, es otro factor que suma, aunque no es el determinante para acceder al visitante de lujo. El ambiente de la noche es conocido en todo el mundo. Todos los años se organizan fiestas al más alto nivel y el hecho de que todos estos líderes de opinión, estos creadores de tendencias vengan a la isla es positivo», opina Sierra. «Pero me consta que también muchos famosos y gentes de alto poder adquisitivo vienen a la isla porque no se sienten tan acosados por los 'paparazzi'», concluye.
Los tres establecimientos abiertos recientemente tienen prevista su apertura todo el año. «Ahora hay un Palacio de Congresos y una planta extensa de hoteles de cinco estrellas, lo que amplía la oferta para el turismo de convenciones. Esto quizás anime más la temporada pero, por ahora, no se habla de ganar dinero en invierno si no de no perderlo», apunta el responsable de El Mirador de Dalt Vila.
«Al estar en la ciudad esto hace que dependamos bastante de la capacidad de atracción de turistas de Vila», admite el director del Gran Hotel, quien reconoce que el nuevo recinto congresual hace que las firmas especializadas «estén empezando a descubrir Eivissa como una alternativa original respecto a destinos más trillados como Madrid, Barcelona o Palma».
Desde el Fenicia añaden otros elementos para aguantar en invierno: «Está la inestimable ayuda del mercado local a través de bodas, comuniones o eventos varios y la gran ventaja de tener un gran centro de thalasso spa y una buena oferta gastronómica, lo que hace que merezca la pena seguir abriendo todo el año».