«Este año, después de algunos reclamando, por fin pusieron toldos», apunta el presidente de los artesanos del mercadillo del barrio de la Marina, Juan Vivas, que este verano está de estreno al lograr solucionar uno de los principales problemas para los vendedores: trabajar al descubierto con un gran árbol sobre sus cabezas en el que reposan las aves y dejan caer sus necesidades sobre los puestos, las artesanías y las cabezas de sus clientes.
«El año pasado fue un desastre porque el árbol estaba muy frondoso y venían una cantidad de pájaros impresionante, pero esta vez lo han podado y también adecentaron el mercado con la instalación de toldos que asemejan a velas en desnivel y que le da una buena imagen a la plaza», destacó el vendedor, sobre los trabajos que se realizaron desde el Ayuntamiento de Eivissa pero que no se encuentran en toda la zona del mercadillo debido a que parte de este espacio, la que da al puerto, no es zona municipal sino que compete a la delegación territorial en Eivissa de Ports de les Illes Balears.
Sin embargo, nunca todo está resuelto y, según Viva, aún queda algún detalle para mejorar la imagen de una zona tan concurrida como ésta. En este sentido, el presidente de los artesanos no quiso dejar de remarcar el mal olor que aún reina en este espacio por problemas de alcantarillado, agravado, muchas veces, por la tardanza de los servicios de limpieza en vaciar los contenedores de basura y vidrio ubicados justo delante del mercadillo artesanal.