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Una expo sin flaó

CLAUDIA ROIG-ENVIADA ESPECIAL

El flaó no ha llegado a la Expo Zaragoza 2008. Sí lo han hecho la sobrasada mallorquina, el frito mallorquín o las berenjenas rellenas de Mallorca, de forma que una vez más, aunque sólo sea en lo culinario, las Pitiüses han sido discriminadas. Según alega la responsable del chiringuito gastronómico de Balears que se ha montado debajo de los pabellones, esto se debe a los problemas de conservación del dulce ibicenco. "Ahora me han dicho que están probando para envasarlo al vacío para que dure al menos quince días, por lo que creemos que pronto lo traerán", explican desde el stand. Por eso, y es lógico, lo que tiene más éxito son las berenjenas mallorquinas y el frito mallorquín. En la carta, con precios más o menos populares para lo que es la Expo, también se puede encontrar únicamente un plato formenterense: una tostada de peix sec por 3,50 euros. En cambio abunda el queso de Maó, el camallot de Mallorca y, como no, la ensaimada y la sobrasada de la mayor de las Balears.

Y la verdad es que es una lástima, porque el pabellón de Balears es uno de los que tiene más éxito de todas las comunidades autónomas. Ayer por la mañana había una gran cola de gente impaciente por entrar mientras que el pabellón de Catalunya, justo enfrente, estaba totalmente vacío. Aunque nunca se sabe la verdadera motivación del visitante para entrar a un pabellón u otro. «Vamos a ponernos aquí que parece que está bien porque hay mucha cola», le decía ayer un señor a su esposa.

Aromas de Balears

Nada más entrar, en la puerta, hay unos tubos de los que se pueden oler plantas aromáticas como el romero, la manzanilla y la albahaca. Una vez dentro, el visitante puede disfrutar de una proyección audiovisual de siete minutos en la que se supone que se repasa la historia del agua desde la prehistoria hasta la actualidad en Balears. La imagen de es Vedrà, de la diosa Tanit, y de alguna iglesia o pozo ibicencos emergen entre la multitud de proyecciones sobre Mallorca. Aunque peor lo tiene Formentera, de la cual esta periodista no pudo apreciar ni un mísero frame (aunque esto no quiere decir que no lo haya). Lo mejor, o lo peor, según se mire, es que no se dice en ningún momento qué imagen pertenece a qué isla y sólo aparece una imagen característica del puerto de Palma con el nombre impreso. Eso sí, de Dalt Vila, ni rastro. Como si no fuera Patrimonio de la Humanidad. El audiovisual, muy bien montado y agradable a la vista, termina con imágenes no tan apetecibles de desaladoras y depuradoras. Si bien la proyección versa sobre la historia del agua de la comunidad balear, quizás se podrían haber ahorrado la imagen de los lodos de depuradora en plena efervescencia.

Por último se entra a una zona llamada 'cisterna' en la que se lanzan proyecciones en un tubo y en el que se pueden apreciar imágenes de posidonia oceánica. Y eso es todo. Porque cuando uno sale del stand no hay ni folletos ni nada a la vista. Tan sólo cuando el visitante pregunta se le da un tríptico que explica el audiovisual y un mapa de la isla que les interese. «Por lo que más preguntan es por Mallorca», explica una de las informadoras del pabellón, que dice que prácticamente nadie se interesa por Formentera.

Por este pabellón pasan cada día entre 4.000 y 5.000 personas, aunque en agosto la cifra subirá a 8.000. Ha costado 1,9 millones, aunque el conjunto de actos organizados en la Expo le supondrá al Govern balear un total de tres millones de euros. Entre otras cosas, hoy estarán en Zaragoza el conseller de Medi Ambient, Miquel Àngel Grimalt, para participar en una conferencia sobre el agua y el conseller de Presidència, Albert Moragues, este último invitado por el gobierno de Aragón, que hace una recepción a todos los gobiernos que hayan reformado sus estatutos de autonomía.

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