En una pasarela, la moda siempre debe ser la principal protagonista. Sin embargo, en la presente edición de la pasarela Adlib, una vez más, la italiana Elisabetta Gregoraci captó todas las miradas, sobre todo las de los fotógrafos del corazón que acudieron a la cita sólo para captar imágenes de la espectacular esposa de Flavio Briatore y el resto de personajes conocidos que deberían haber asistido al evento, pues los flashes de sus cámaras sólo emitían luz cuando en el photocall previo a la pasarela se presentaba alguien famoso.
Es muy importante que esta pasarela tenga una imagen principal, una estrella que actúe de reclamo. Por segundo año consecutivo, Gregoraci ha sido la estrella del desfile, pero su imagen se ha publicitado en exceso cuando debería primar la moda por sí misma. Aunque bien es cierto que sin la presencia de caras conocidas, la pasarela perdería gran parte de su atractivo.
En total asistieron 1.000 personas para disfrutar del principal evento de la moda ibicenca en la isla y se acreditaron 150 medios de comunicación, según expresó ayer la organización en un comunicado. Sobre la pasarela únicamente las creaciones de 13 diseñadores ibicencos. ¿Y el resto? Al tratarse de un acto tan importante deberían haber asistido algunos diseñadores más. No obstante, también es de resaltar la labor del comité de selección, pues uno de los aspectos positivos de esta edición es la separación en dos categorías: la más tradicional y la más innovadora y rompedora. En este sentido, si bien los asistentes pudieron comprobar que en la moda ibicenca también puede haber diferentes colores y tejidos, siempre se mantiene la esencia de esas primeras creaciones que surgieron en la década de los 70.
Otro de los factores destacables de la presente edición fue la puntualidad y no precisamente porque fuera británica. Aunque el timing fue impecable y nadie se saltó el orden establecido, el retraso en el comienzo del desfile perjudicó a muchos medios de comunicación y revistas de moda. La elección de la fecha de la celebración del desfile coincide con el cierre de las ediciones de las publicaciones que el próximo mes llegarán a los kioscos, con lo cual, mucha de la promoción tanto nacional como internacional que querían asegurarse se perdió por este pequeño detalle.
Pero lo cierto es que la gala gozó de mucho dinamismo y bastó con que las transiciones entre diseñadores se hicieran simplemente con música, prescindiendo de un presentador. Finalmente, una de las promesas que hizo la organización fue la de preparar un mayor número de eventos más allá de la propia pasarela y ésta se quedó simplemente en palabras.
Laura Tur y María José Real