El nuevo complejo sanitario que proyecta el empresario Juan Tur Viñas en Jesús provocará un impacto negativo sobre el tránsito rodado y peatonal de la zona, aumentará el riesgo de accidentes y disminuirá la calidad del aire y el ambiente sonoro de la zona por la mayor circulación de coches y de ambulancias con sirenas. Estos son algunos de los impactos negativos que se recogen en el estudio de impacto ambiental que está a exposición pública en el Consell y que ha sido realizado por la empresa Duna Baleares.
Pese a ello, el estudio considera que el proyecto es «ambientalmente viable» porque el impacto visual no es grave, ya que está situado al lado de una zona ya urbanizada, además de que la construcción tampoco afecta en demasía a la fauna y la flora del lugar. Asimismo, se recuerda que tendrá efectos muy positivos porque aumentará la oferta sanitaria y contribuirá a que haya competencia con el otro centro privado (Policlínica Nuestra Señora del Rosario), lo que llevará a «mejorar» la calidad de la sanidad en la isla. «Favorecerá la llegada de nuevos especialistas y nuevas técnicas», dice el estudio de impacto ambiental, que recuerda que se crearán alrededor de cien nuevos puestos de trabajo. Además, se destaca que entre 2002 y 2003 Can Misses sufrió un aumento de la actividad «muy significativo» y recuerdan que las reclamaciones de los pacientes son sobre todo por demora de asistencia y disconformidad con el trato.
Tráfico de vehículos
Eso sí, el documento propone una serie de medidas correctoras para el tema del tránsito. Por ejemplo se recuerda que en el Plan Territorial Insular (PTI) prevé la apertura de un nuevo vial que pone en contacto la avenida Vuit d'Agost con la carretera de Cap Martinet a la altura de s'Estanyol, lo que podría «mejorar el acceso» a la clínica. Además, se estudiará si se puede implantar una línea de transporte discrecional con el fin de evitar el uso masivo del vehículo privado para acudir al centro. También se propone concertar con las administraciones la mejora de las actuales líneas de autobús.
Por lo demás, el terreno en el que se ubica es un suelo rústico común, que tan sólo necesita de una declaración de interés general por parte del Consell. Según el PTI, está en un Àrea de Protección de Riesgos (APR) de vulnerabilidad de acuíferos media, lo que le obligará a cumplir la legislación del Plan Hidrológico de Baleares. Hay un torrente cercano que desemboca en ses Feixes pero cuyo cauce prácticamente ha desaparecido. Los consumos de agua y energía son «elevados» por la escasez insular pero se indica que no habrá problemas de suministro, aunque se recomienda elaborar un plan de ahorro. El edificio tendrá dos plantas y seis metros de altura.
El presupuesto del complejo, que tendrá una clínica y una zona residencial con alojamientos tutelados, asciende a 20,3 millones de euros y detrás de él hay 200 accionistas. La parcela sobre la que se ubica tiene 48.592 metros cuadrados, pero la mitad quedará libre y en ella se plantará vegetación autóctona, utilizando algunos de los árboles existenets en la finca. Las obras durarán entre 18 y 24 meses.
El estudio calcula que este nuevo complejo podría generar alrededor de 14 toneladas de residuos contaminados al año. En este centro se generarán, además de los urbanos, otros de tipo peligroso como los residuos infecciosos procedentes de humanos o material punzante, agujas, sangre o vacunas, además de medicamentos. Estos materiales requieren de medidas de gestión específica.
Se calcula que, de media se generan 250 gramos de residuo contaminado por cama y día. Sólo el área destinada a clínica, con 73 unidades de hospitalización, puede ascender a 18,25 kilos al día y 6,6 toneladas al año. A esto hay que añadir la generada por el área de cuidados paliativos (90 unidades) con 22,5 kilos/día o 8,2 toneladas al año.
El documento indica que en el vertedero insular existe una celda para este tipo de residuos sanitarios. Pese a ello, la posibilidad de gestión de estos residuos sanitarios son «muy limitadas» en la isla, debido a la ausencia de infraestructuras como una incineradora (la el Hospital Can Misses no se encuentra en funcionamiento por problemas legales).
Según explican en el estudio, actualmente la gestión se resuelve entreganodo los residuos a un gestor autorizado. Sólo existen cuatro empresas autorizadas para ello en Balears, pero no todas operan con las Pitiüses, con lo que «dificilmente se puede cubrir la demanda existente».