Las fiestas del Pilar de la Mola comenzaron su ronda definitiva ayer al mediodía con el Oktober Fest, a imagen y semejanza de los que se celebran en Alemania y que se convirtió en un punto de encuentro de los muchos alemanes que visitan Formentera a final de temporada y, por descontado, de muchos formenterenses que tenían ganas de pasárselo bien, comer y beber. La comisión de fiestas tenía preparadas 1.100 salchichas de distintos tipos, desde las que se asan hasta las que se comen sin pasar por la parrilla, 500 raciones de ensaladas típicas bien con patata bien con pasta, y otras 500 raciones de costillas de cerdo; y todo ello regado con auténticas cervezas alemanas que iban de la rubia más suave hasta la negra más fuerte. Y como complemento idóneo la música popular alemana de estas grandes celebraciones. «He ido siete u ocho años a la Oktober Fest -decía Bartomeu Escandell miembro de la Comisión de Fiestas de la Mola-, y nos pareció que era el momento de crear el nuestro propio, coincidiendo que en esta época muchos alemanes con segunda residencia regresan a pasar un tiempo en el isla y que el turismo alemán adulto también aprovecha estas fechas para conocer Formentera».
Aunque el cartel indicaba que la fiesta comenzaba a las doce lo cierto es que no comenzó hasta la una más o menos y algunos alemanes se fueron a bares cercanos a la espera de que comenzara una fiesta que les atrae sobremanera. Poco a poco y a medida que se acercaba el mediodía, la afluencia de gente a la Mola se iba haciendo más notable y si al principio los miembros de la organización aún tenían tiempo de tomarse alguna caña y hacer bromas entre ellos, poco después ya tenían que comenzar a trabajar a destajo para servir comida a los cientos de personas que llenaron la carpa situada en la pista deportiva del Colegio Público del Pilar de la Mola. G. Romaní