Elena Ruiz (Soria, 1960) tenía claro a los 14 años que quería estudiar Historia del Arte y así lo hizo en la Universidad Complutense de Madrid. Por motivos sentimentales vino a vivir a Eivissa en 1984 donde empezó a dar clases hasta aprobar la oposición al MACE y ahí empezó su trayectoria hace ya 18 años, que ahora compagina con la puesta en marcha del Museo Puget.
-¿Está en crisis el arte?
-No, están en crisis las personas y entre ellas hay artistas. Las crisis de los artistas no suelen ser negativas para su obra. Otra cosa es el mercado del arte que pasa por un momento especial. El arte se puede convertir en un valor refugio en momentos de crisis.
-¿Se ha reconciliado con el obispo tras la exposición de L'Hospitalet?
-No he tenido que reconciliarme porque no fui la que provocó la escisión entre la Iglesia y el MACE, sino más bien fue él quien decidió separarnos de ese espacio expositivo que era el Hospitalet. No tengo más tratos desde entonces.
-¿De qué exposición guarda mejores recuerdos?
-De todas. Siempre digo que parezco muy sosa cuando hago esas apreciaciones porque debería recordar alguna. De todas guardo buenos recuerdos, incluida la de L'Hospitalet (risas).
-¿Qué artistas desearía traer al MACE?
-Muchísimos. Me gustaría seguir trabajando en el futuro museo que vamos a abrir (Museo Puget) en la línea que se está apostando por la Bienal: el arte con un compromiso tremendo con las nuevas tecnologías, sobre todo las ligadas a Internet. También me parece muy interesante la vídeo creación y la fotografía digital. En síntesis, reflejar el arte actual de nuestra época en el espacio que dirijo.
-¿Siente tentación de visitar otros museos cuando va de viaje?
-Es lo primero que hago. Me gusta mi trabajo y necesito contrastarlo. Es la oportunidad que tengo para entrar en los museos, verlos, volver a ellos y fijarme en cuestiones que no hace el gran público pero es inevitable para todos los que trabajamos en museos. La museología nos tira de una manera insoportable.
-¿Qué museo es el más de lo más?
-Hay muchos que me encantan. He estado en varias ocasiones es el Van Abbe Museum de Eindhoven en Holanda. Es un museo que me parece muy didáctico, adaptado a una realidad social que pretende no ser excluyente. Los museos que facilitan la labor de acercarse a todo el mundo son didácticos y ejemplares. La Tate Modern me parece un proyecto interesante.
-¿Y el más horroroso?
-Un museo muy difícil es el Reina Sofía, no es que sea horroroso pero es muy complicado con una arquitectura durísima y muy fría. No me cabe duda de que el director actual, Manolo Borja, va a hacer lo imposible para poner el museo al alcance de todos.
-¿Se puede entender el arte sin tener formación?
-Naturalmente que sí. El mundo del arte está ligado a la percepción y lo mínimo que hay que tener para enfrentarse con el arte es el reconocimientode uno mismo. Deberían explicar en las escuelas que la historia y, por tanto, la historia del arte, es algo problemático. Los seres humanos somos capaces disfrutar del arte pero hay que entender que es algo complejo, como nosotros.
-Ahora que llega la Navidad, ¿se apunta al consumismo?
-No soy mucho. El nacimiento en Castilla me hizo más bien austera (risas). La Navidad, tal y como está hoy concebida, me horroriza y deseo que pase lo antes posible. No tiene culpa la Navidad pero se ha teñido de consumismo y de una locura colectiva en la que hay que comer y regalar.
-Entonces, ni árbol ni belen.
-Sí, mis hijos los pondrán seguro, les encantan y tienen una imaginación tremenda. Todos los años hay grandes peleas sobre cómo reparten las tareas. Me pongo furibunda pero luego salen unos belenes fantásticos. Forma parte de una tradición cultural.