Al comienzo de la cabalgata de Sus Majestades en Sant Antoni algunos niños y también sus padres preparaban sus enormes bolsas de plástico donde iban a depositar todos los caramelos posibles. Además de la alegría y la ilusión por poder ver a su Rey Mago favorito, todos los que acudieron a esta fiesta disfrutaron jugando a recoger cuantos más caramelos, mejor.
Las carrozas reales recorrieron las principales calles de la ciudad. Partieron del puerto hacia la calle Ample para más tarde dirigirse hacia la Iglesia de Sant Antoni Abad donde hicieron una ofrenda junto a las monjas Trinitarias. Fueron numerosos los niños que se fotografiaron a junto los reyes. «Majestad, ¿puedo hacerle una foto con mi hijo?», preguntaba una madre a Melchor, mientras le colocaba en los brazos a un pequeño algo asustado.
Cuando estaba a punto de concluir el recorrido, cuatro pequeñas, Doha, Aya, Ilhame y Khadija aguardaban en la iglesia con varias bolsas llenas hasta arriba de dulces. «Hemos cogido muchísimos caramelos y todavía podremos coger alguno más», sentenciaba una de ellas. Las pequeñas, de no más de diez años, nacieron en Marruecos, donde por cuestiones evidentes, los Reyes Magos no van. «Los reyes no van allí pero nos encantan y además, este año nos hemos portado muy bien», explicaba una de ellas. La alegría que se vivió ayer en Sant Antoni no hace distinciones entre edades, sexos, ni muchos menos, entre religiones. Todos estuvieron cautivados por Melchor, Gaspar y Baltasar. N. Salazar