Hacer esculturas con materiales reciclados es la máxima de este primer campamento de arte organizado por el Ayuntamiento de Sant Josep. Dieciséis chicos y chicas con edades comprendidas entre ocho y diez años han estado conviviendo juntos en el campamento de cala Jondal. Durante una semana los niños han estado, acompañados por los monitores, en contacto con la naturaleza, aprendiendo los secretos de la orientación mediante los códigos y señales de los elementos naturales y han podido realizar actividades como buceo o espeleología.
«Estamos aquí en grupo conviviendo todos siete días. En esa convivencia se tiene un objetivo en común: el arte con el reciclaje. Ellos mismos comentan que luego, cuando se vayan del campamento a casa y visiten una playa, si ven basura que la ensucia, la tirarán a un contenedor», explica Guisante, técnico de Juventud.
La idea de formar un campamento donde la creatividad del arte y el respeto al medio ambiente se complementaran surgió el año pasado durante la realización de otro campamento. Como objetivo principal se quiere hacer ver cómo materiales tirados por doquier en la playa o en la naturaleza se pueden aprovechar y reutilizar para plasmar la creatividad de los pequeños, en esculturas que pueden llevar un mensaje e incluso utilizar la simbología para hacer saber que hay que respetar el medio que nos rodea. «Esta iniciativa surgió porque el año pasado realizamos otro campamento e íbamos a las playas; entonces observé que estaba todo muy sucio. El año pasado lo realizamos de pintura y de piedra, y a raíz de todo lo que vi por la playa pensé que podía aprovecharse trayéndolo aquí y haciendo una transformación», afirmó el técnico de joventut.
Ayer fue el último día de campamento para este grupo de niños y como despedida se realizó una exposición en un museo creado por ellos mismos con sus esculturas y obras ecológicas. A las dos de la tarde acudieron los padres de los niños a una comida todos juntos, para luego ver el arte de sus hijos en el museo más natural y original donde los haya. «Creamos esta exposición para que los padres puedan ver las esculturas que han realizado sus hijos, pero luego lo recogemos todo, siempre respetando el medio ambiente», manifestó Guisante. Los materiales que han utilizado estos pequeños artistas son cualquier objeto recogido en la playa: boyas, botellas de plástico, maderas, zapatos, etc. En cuanto a lo comprado por ellos sólo figuraban la pintura y los hilos. Unir las dos cosas fue a partir de la imaginación de los participantes en este campamento creativo, donde realizaron esculturas de lo más originales y coloristas. Nada más entrar en la zona donde estaban situadas estas creaciones se podía ver que se respira un ambiente familiar, cercano, donde la imaginación convive con juegos y actividades y con el respeto por la naturaleza. «Los chicos adquieren una conciencia medioambiental. Se pretende mostrar que en verano se pueden hacer más cosas que llevar a los niños a un pabellón o similar. Realizan actividades en la naturaleza», afirmó Albert Marí, concejal de Juventud.
Los niños han aprendido la importancia de cuidar y preservar el medio ambiente. Aseguran que ha sido una experiencia muy buena: «Lo que más me ha gustado de este campamento es hacer las rutas en bici y el snorkel (buceo en tubo). También estar con mis compañeros», indicó Marc, unos de los niños integrantes del campamento. Todos coinciden al unísono en que lo mejor sin duda fue el arte que pudieron hacer con materiales recogidos en la playa todos juntos. Las anécdotas divertidas y graciosas en un campamento no pueden faltar, y ellos lo confirman: «Un día por la mañana nos levantamos y nos miramos la cara unos a otros, y de repente nos dimos cuenta de que unos monitores de otro campamento cercano nos habían pintado el rostro», explicaron entre risas.
Àngela Real