El Ayuntamiento de Sant Antoni se comprometió ayer con los comerciantes a aumentar la presión policial con respecto a la venta ambulante y los ticketeros ilegales, así como a iniciar actuaciones contra la venta de falsificaciones. También asumió el compromiso de que en un futuro se reunificarán todos los mercadillos de artesanos y se ubicarán en el centro del pueblo.
Éste es el acuerdo al que llegó el alcalde José Sala con el portavoz de la Asociación de Comerciantes, Joan Torres, y por el que queda desconvocado el paro protesta organizado para el lunes entre los comercios del pueblo. «Aunque el acuerdo no abarca el 100% de lo que pedimos, es suficiente para desconvocar el paro», explicó Torres, quien destacó que la reunión «marca un antes y un después» en el desencuentro que se había iniciado entre comerciantes y Consistorio, a causa de las reclamaciones de los comerciantes que piden la erradicación del a venta ambulante y de las falsificaciones, y que los mercadillos se trasladen al centro del pueblo para que el flujo de turistas no se quede en la fachada marítima (donde están ubicados ahora) y se extienda a la zona de los comercios. Éste es el tema que «queda el tema pendiente», según Torres, y que se tratará a fin de año con el objetivo de trasladar los mercadillos junto a las tiendas.
En cuanto a los compromisos adquiridos para combatir la venta ambulante y los ticketeros ilegales, el Consistorio destaca que si bien «hay un incremento de actuaciones de la Policía Local en ambas materias, se aumentará la presión sobre las personas que infringen la normativa vigente, especialmente en horario diurno».
En relación a las falsificaciones, y aunque no sea competencia específica municipal, el Ayuntamiento se ha comprometido «a petición de los comerciantes, iniciará actuaciones pertinentes para revocar y no conceder en lo sucesivo la ocupación de vía pública a aquellos establecimientos en los que se detecte esta infracción».
Vigilancia
Asimismo, el Consistorio «aumentará la vigilancia» en los mercadillos «para exigir el cumplimiento estricto de la normativa que regula los productos que pueden vender, el espacio que ocupan y otros aspectos». Sin embargo desde el Ayuntamiento quieren remarcar la condición de «atractivo turístico» de los mercadillos.