Las rebajas de verano vuelven a sus fechas habituales y se iniciarán mañana con algunos negocios anunciando descuentos de entre el 50% y el 70% pero esta circunstancia podría no ser tan habitual como en la última campaña de invierno debido a la previsión de los comercios a la hora de realizar sus pedidos, por la necesidad de no incurrir en ventas con pérdidas y por la incertidumbre sobre la intención de gasto de los clientes. «Como otras veces, en muchos lugares se buscarán argucias legales como anunciar rebajas de 'hasta el 70%' y que luego estas sean sobre unos artículos muy concretos», consideró.
«Todo dependerá de cada comercio, pero en estas rebajas, al haber previsto ya una baja temporada de verano, las compras de material se han hecho a la baja respecto a otros años por lo que los restos que quedan no son tan grandes», explica José Javier Marí, presidente de la sección de comercio de la Pimeef. «Eso sí, todavía queda stock del verano pasado», matizó.
Otro elemento que apunta a que los descuentos más importantes no se lanzarán desde el primer día de rebajas sería el hecho de que «a cualquier empresario que se le pregunte dirá que sus ventas han caído entre un 10% y un 15%» una situación que hace difícil empezar el periodo de descuentos con recortes en los precios excesivos. «Con descuentos de más del 50% no se mantiene una empresa, como han podido comprobar muchas tiendas que se metieron en esa guerrra de ventas bajo coste», apuntó Marí.
Según el representante de los comerciantes, finalmente será una decisión de cada tienda «y cada vual verá cuál es su situación». «Habrá empresas que estarán un poco agobiadas por sus compromisos de pagos, de personal y proveedores, y tratarán de salvar el momento», añadió.
Confianza del consumidor
Estas circunstancias pueden condicionar las primeras jornadas de rebajas pero será la afluencia de los clientes la que acabe definiendo las estrategias de cada tienda. En este sentido, el representante de la patronal remarcó que se mantiene «la gran incógnita» de cuál será el comportamiento de los consumidores.
«Hasta ahora, lo cierto es que la temporada ha sido algo peor que la de 2008 pero todavía no sabemos si los clientes se están conteniendo a la espera de la llegada de las rebajas o es que la incertidubre sobre si van a tener trabajo asegurado o en qué conidiciones se pueden encontrar en unos pocos meses les hace más cautos y eso retrae las ventas», añadió.
«Es cierto que los clientes se han acostumbrado a los grandes descuentos y todo el mundo lo tendrá en cuenta a la hora de plantearse las rebajas», puntó.
Con todo, la sensación de Marí es que «ni con la aplicación de rebajas y descuentos se vende lo que se necesitaría vender para poder sacar esta situación adelante».
«Esperemos que con el inicio de la temporada, ahora que parece que se ve que hay algo más de gente, se pueda romper la mala racha que estamos sufriendo», concluyó.
Una vez ha quedado aparcado el debate sobre las fechas de las rebajas (el pasado año se retrasaron a agosto porque parte del sector considera ilógico hacer descuentos en plena temporada de mayor afluencia de clientes) queda también por definir el de la libertad para hacer descuentos. «En realidad no es un debate que se haya iniciado, aunque siempre se plantea, incluso antes de la discusión sobre la fecha para las rebajas», admite Marí. La dura situación económica ha hecho que proliferen las tiendas que aplican descuentos o liquidaciones. «Se trata de una competencia desleal para quienes respetamos las fechas. Las rebajas y los descuentos los contempla la ley y no se tocan en la reforma por la normativa Bolkestein, por lo que quizás lo que habría que hacer es definir mejor los criterios para hacer estos descuentos», explicó.