Está claro que todo el mundo prefiere estar en la playa que trabajando. Pero si hay que estar al pie del cañón, mejor tomárselo de forma positiva. Y así es como se lo toma Tanya, dependienta de una tienda del puerto que trabaja también los fines de semana: «Yo vengo de Madrid y esto es mucho más llevadero. En Madrid hay mucha rutina y la gente va muy agobiada. En cambio, en Eivissa todo se soporta mejor. Seguramente trabajar en una discoteca es mucho más duro, pero yo aquí estoy muy a gusto». Respecto a los clientes, dice: «Los alemanes son todos demasiado fríos, pero por lo general bien». Además, añade: «Los fines de semana y los días de mal tiempo viene mucha más gente. Es normal que los turistas estén en la playa, por la calle el calor es inaguantable».
Como anécdota que tiene que ver todos los domingos, comenta divertida: «Estoy trabajando por la mañana y veo pasar a toda la gente que sale del after hours de sa Penya. Es curioso, yo aquí bostezando porque empiezo a trabajar y ellos que vienen de fiesta». Finalmente, añade: «Creo que Eivissa es un lugar muy espiritual, natural. Otros lugares como la isla de Mykonos han querido ser como Eivissa, pero se ve todo muy artificial, igual que Madrid».
Por otro lado, las relajadas Julia, Anna, Pepa i Anna, que han venido de Figueres cuatro días a pasarlo realmente en grande. Y es lo que han hecho: «Han sido una vacaciones muy potentes. Hemos salido cada noche hasta las siete de la mañana y de día hemos visto todas las playas». Una de ellas añade: «Nos ha gustado mucho Cala Carbó. Era lo que veníamos buscando: una playa muy mona y poca gente».
Su anécdota curiosa les pasó una noche de fiesta: «Antes de entrar a Pacha queríamos hacer botellón, pero era muy tarde y tuvimos que ir hasta Platja de'n Bossa. Al final nos lo pasamos mejor en el coche que en Pacha. Había muchísima gente». M.B.