Cerca de las cinco de la tarde se hizo la conmemoración de la primera Volta a Eivissa a Peu donde se reunieron la mitad de los participantes en la iglesia de Santa Creu.
Este fue el lugar elegido para iniciar el recorrido que Miguel Hernández, de 63 años y uno de los participantes que hizo la vuelta en 1959, estaba dispuesto a andar. «Esta conmemoración es una reunión de viejos amigos. Hacía mucho tiempo que no los veía porque vivo en Baviera», explicó Miguel. Todos los amigos se reencontraron emotivamente y se pusieron a recordar viejas anécdotas muy divertidas. «Un recuerdo muy especial fue la primera noche de Vuelta, hacía mucho calor y portábamos una mascota, una mona. Esta mona se orinaba encima de un compañero», comentó con una sonrisa. La comida es algo que recuerda Miguel porque «teníamos que cocinar nosotros y no sabíamos cocinar muy bien». En su mochila lleva lo indispensable: ropa de baño, licor de palo para brindar de vez en cuando y una toalla,entre otras cosas. Pero siempre recurriendo a lo más sencillo, sin sobrecargas.
Después de los saludos, los abrazos y los recuerdos, Miguel, que se encuentra en plena forma física y ha recorrido mucho mundo, emprendió su marcha hasta Cala Llonga, pasando por Jesús. A. Real