Leo tiene cinco años y mide 1,61 metros; Albi tiene casi tres meses y ya alcanza los dos metros y medio; Bobby, por su parte, tiene ocho años y llega a los dos. Estas iguana, pitón albina y boa, respectivamente, comparten sus días de convivencia con David Buzgyov e Irena Ivanova, una pareja de vecinos de Cala de Bou que además de cuidar a estos animales domésticos también trabajan con ellos, pues se dedican a los espectáculos nocturnos de variedades.
Este matrimonio, que tiene dos hijas, una de 13 años y otra de cinco meses, está muy triste porque Bobby un día salió a pasear y decidió no regresar a casa: «Lleva cinco días desaparecida. Es un reptil muy rápido, que se camufla muy bien por la noche cuando sale a buscar alimento y durante el día se esconde. Estamos muy tristes», cuenta David, quien asegura que a los esfuerzos policiales por localizar a Bobby se suman sus noches de patrulla por las obras y las zonas boscosas que rodean su casa: «Hay mil sitios en los que se puede esconder», cuenta Irena. Estos tres reptiles comparten días de sol y experiencias con las ratas que les sirven más tarde de alimento, los cerca de 20 conejos y muchas palomas que, además, tiene la pareja en el jardín de su casa: «Antes teníamos también un perro, pero un coche lo mató, y un gato, que se comió una rata envenenada por un vecino que puso veneno para acabar con ellas. También nos dio mucha pena. Todos son amigos y pasean juntos por el jardín; no se atacan, aunque creo que si la pitón y la boa tuvieran hambre no dudarían en comerse a las palomas o a un conejo», cuenta la mujer, que tras la desaparición de Bobby se ha visto obligada a bailar con Albi, mucho más pesada: «Esta pitón albina no para de crecer porque come mucho. Debe estar alrededor de los 25 kilos con casi tres meses de vida que tiene».
La pareja de artistas asegura que no les da miedo compartir su casa y que su día a día con estos reptiles e incluso sus vecinos se emocionan cada vez que van a visitarles a casa: «Todos quieren hacerse fotos con Albi y con Leo; antes también con Bobby».
David e Irene alimentan a sus reptiles con ratas que crían ellos mismos en casa: «También comen pollos y conejos, pero me gustan mucho los animales y me da mucha pena tener que sacrificarlos; incluso me da pena darles de comer ratas». ¿Y son cariñosos? «No son como los perros y gatos, que se acercan para acariciarte, pero creo que reconocen a la persona que les da de comer», cuenta Irena.
«Estamos muy tristes. Toda la familia nota mucho la ausencia de Bobby porque es una serpiente muy tranquila, que come poco, que no tiene que crecer más. Es mi preferida», cuenta apenada Irena Ivanova, quien mantiene la esperanza de encontrar a la boa con vida: «Ojalá no le pase nada», puntualiza. David Buzgyvov, por su parte, cuenta que hay infinidad de sitios alrededor de su casa donde puede estar escondida esta serpiente: «A pesar de sus dos metros de longuitud cabe por cualquier sitio. Tenemos muchos problemas para encontrarla porque son reptiles que acostumbran a estar por los árboles y salen a buscar el alimento por la noche, por lo que durante el día se esconden». Debido a esto tienen muchas dificultades para recuperarla: «Además, pasa muy bien inadvertida porque si está en el tronco de un árbol, por ejemplo, se camufla con el mismo color, precisa Irena. La pareja de artistas cuenta que Bobby está acostumbrada a comer ratas: «Suponemos que ande por donde ande estará también cazando ratas». Sin embargo, cuentan que como buenos reptiles que son si no encuentran roedores a los que hincarles el diente pueden cazar otros animales.
María José Real