Como una película de espías con guionistas poco inspirados, Eivissa, y más concretamente Santa Gertrudis, parece haber sido el escenario de una trama que mezcla grandes fianzas, espionaje y misteriosas mujeres atractivas, según publicaba ayer el periódico británico The Times.
Hasta ahora, varios altos cargos del Deutsche Bank, la principal entidad bancaria germana y uno de los gigantes europeos del sector, admitían haber contratado los servicios de una empresa de seguridad de Reino Unido para que espiara a otros directivos de la entidad y algunas personalidades que resultaban 'molestas'.
Una de estas investigaciones se centró en Michael Bohndorf, un abogado de 69 años, que reside habitualmente en una villa en Santa Gertrudis, y que, como accionista del Deutsche Bank o en representación de otros poseedores de participaciones, ha criticado duramente la gestión de la directiva de la sociedad.
Ahora Bohndorf ha decidido hablar y en The Times se recoge parte de su aventura con una atractiva 'espía' que trató de sonsacarle información. Según el testimonio del investigado, el propio banco ha admitido el espionaje, aunque solamente se le ha informado de que en 2006 se envió a una persona para que se hiciera pasar por un adinerado turista que quería alquilar su villa. Con esta primera infiltración se habrían tomado fotos de su vivienda y recabado detalles sobre su vida privada, tratando de confirmar si el investigado tenía debilidad por el juego, el alcohol o las mujeres.
Llega 'Adriana'
La información dada por el propio banco llevó al abogado alemán a pensar en 'Adriana', una hermosa mujer brasileña de 23 años que se presentó en bikini en su villa pocos días después del primer paso del espionaje, según reconoce Bohndorf.
El afectado no ha dado muchos detalles sobre su contacto con esta mujer, simplemente ha señalado que «hizo preguntas inusuales» y que le firmó unas fotos suyas con un misterioso «kisses for Miguel» ('besos para Miguel). Esto ha llevado a Bohndorf a pensar que los investigadores querían usar la técnica de las 'charlas de cama', muy usada por los servicios secretos de la Alemania comunista.