Los empresarios advierten en los últimos meses que la temporada turística realmente fuerte se están limitando cada vez más a julio y agosto. ¿Pero qué pasa cuando en uno de estos dos meses no se llega ni a la barrera psicológica del 80% de ocupación?
Esa pregunta se la hacen los hoteleros de Eivissa que el pasado mes registraron un 77,33% de contratación, según los datos de la Federación Empresarial Hotelera de Eivissa y Formentera (Fehif), que por contra reflejan que en Formentera la situación es completamente diferente, llegando a un 84,34% de ocupación, 1,39 puntos por encima de la del séptimo mes de 2008.
«Estamos ante una situación muy difícil en la que estamos logrando una ocupación mucho menor, realizamos un gran trabajo para seguir adelante y asumimos un importante sacrificio en el precio», explicó el presidente de la patronal, Juanjo Riera, quien resaltó que «Formentera tiene un tamaño reducido, lo que le da un comportamiento propio, tanto para lo bueno como para lo malo», añadió.
Británico y familiar
Los datos de julio (ver la tabla superior) muestran unas tendencias que se repiten en el arrastre de lo que se lleva de temporada, a excepción hecha de Formentera, isla para que se estima una caída de un punto y medio entre mayo y julio, hasta el 65,86%. En el resto, la evolución seguida desde el inicio de la temporada marca que sólo las Calas de Sant Josep logran remontar, al pasar de un 54,46% en 2008 a un 58,66%.
La explicación de esta marcha estriba «en que el año pasado registraron cifras muy bajas de negocio y que son zonas donde hay muchos 'clubes', oferta atractiva para turistas poco preocupados por salir del hotel, de gran capacidad y con contratos exclusivos con operadores que se preocupan por buscarles clientes».
En el lado negativo destacan Santa Eulària y la zona Norte (básicamente, Sant Joan). «Ambas son zonas con un tipo de cliente predominante definido como familiar y procedente de Reino Unido», apunta Riera.
Por último, resalta el caso de Eivissa (desde Talamanca hasta sa Torre de sa Sal Rossa), una de las zonas que mejor aguanta el tipo, con una caída de 1,90 puntos hasta los 68,42%. El dato está muy condicionado por su cercanía a Vila, a las discotecas y contar con algunas de las playas más conocidas.
Recortar precios es la opción que les ha quedado a los hoteleros tras probar a ofrecer más servicios por igual precio para mejorar sus ventas. Esto ha generado una guerra de precios que coincide con la negociación de los contratos de 2010 con los operadores.
En este sentido, «los hoteleros están manteniendo los precios o, quién puede, subiéndolos ligeramente», apuntó Riera, quién añade: «Lo que hacen muchos hoteles es incentivar las reservas tempranas con descuentos progresivos del 10%, el 15% o incluso mayores».
«Se está probando con un mayor descuento cuanto antes reserves para tratar de conocer con tiempo la cartera de clientes y poder centrarse en temporada en la gestión y no tener que probar con descuentos de última hora que no sabes si darán resultado», añadió.
El panorama actual es de cierto desaliento entre los hoteleros, que ven cómo sus esfuerzos para conseguir mantener sus negocios a flote no logran dar frutos y las rebajas de precio (de hasta un 15%) no sirven para conseguir ocupaciones que garanticen la rentabilidad.
Los malos augurios que se vienen repitiendo desde principios de año se mantienen para este agosto. Ni las reservas de última hora permiten que el mes estrella del verano acabe brillando mucho menos que otros años. «Respecto a agosto, puede que haya zonas o establecimientos concretos que logren ocupaciones mayores, pero me conformo con que lleguemos al 90% del año pasado», profetiza Riera.
En este sentido, el hotelero apunta la importancia de la caída del mercado británico, «pero también estamos viendo cómo hay muchos menos turistas españoles e italianos».