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Diversión de altura

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Como es habitual con el público infantil, el taller de pintacaras es uno de los más concurridos en cualquier fiesta. Ayer en Jesús se volvió comprobar que sobre todo las niñas querían que sus caras tuvieran dibujos, como corazones, entre otros muchos motivos. «Soy la princesa de las mariposas», comentaba una de las niñas con toda la cara rosa llena de purpurina. Otra, prefería que la pintaran de dálmata. Mientras, en el escenario, el grupo Circo Divino hacía la prueba de sonido para su actuación de la noche, lo que convertía la fiesta infantil en una más animada de lo habitual.

Hoy a las 21,00 horas se celebra el concurso de farolillos, en el que participarán todos los niños que ayer estuvieron confeccionando los suyos. Muchas madres, tijera en mano, ayudaban a sus retoños a recortar las cartulinas. «El año pasado se hicieron alrededor de 20 y éste esperamos hacer unos 30», explicó uno de los monitores del taller. También había un taller para hacer carteles para la puertas. Algunos de los mensajes eran: «Papi, no molestes. Estoy estudiando».

Otra de las actividades que más atracción causó entre los jóvenes fue el rocódromo. Niños desde cuatro años se encaramaban a la piedra para subir, eso sí, con la ayuda, de uno de los monitores que desde abajo tiraban de ellos. «Es la primera vez que subo y tengo cuatro años», decía Àlvaro, uno de los pequeños escaladores.

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