Los turistas que vienen a las Pitiüses consideran que Eivissa «debería acometer mejoras medioambientales», mientras que estiman que Formentera «debería huir de la masificación». Así se desprende del último informe elaborado por la Fundación Gadeso en el que se ponen de manifiesto las luces y las sombras que los visitantes perciben de las islas.
Una encuesta que la entidad realiza desde hace tres años y cuya comparativa apunta a que la opinión positiva de los turistas «va bajando de forma lenta, pero continuada». Por esta causa, la oferta turística es «muy mejorable», tal y como aseveró el presidente de Gadeso, Antoni Tarabini.
De este modo, en Eivissa el ocio es uno de los aspectos bien considerados, puesto que un 44,4% de los turistas elige la isla por su oferta de diversión y es, según Tarabini, «un punto fuerte siempre que se trate con atención».
Las facilidades de comunicaciones aéreas y la buena planta de alojamientos en Eivissa son otros aspectos positivos durante la temporada. Respecto a Formentera, los valores más destacados residen en el sol y playa y el entorno medioambiental.
En el caso de Eivissa, los puntos débiles se centran en problemas como la contaminación acústica en determinados enclaves o la necesidad de reconversión de zonas que llevan muchos años en el mercado y que cuentan con una oferta complementaria «excesiva y obsoleta».
También se cita la necesidad de mejorar el medio ambiente.
Unos puntos débiles de Formentera es la «saturación» por las excursiones desde Eivissa, así como la sobreexplotación de los servicios públicos en temporada alta y la pérdida de relación calidad-precio de la oferta complementaria.