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¿Helado o yogurt?

Los sabrosos helados de verano han visto como los yogures se posicionan como un serio competidor para combatir el calor

Elisa posa en su curiosa yogurtería, un nuevo concepto que ha entrado en Eivissa con fuerza. | Marco Torres

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Un helado es el remedio perfecto en verano para combatir el calor. Es refrescante y encanta a todos. Alicia, vendedora de helados en un carrito situado en la Plaza del Parque, está muy contenta con el rendimiento de su heladería. «Tenemos más clientes italianos, que siempre prefieren el cono a la tarrina, pero cada vez más se está introduciendo el cliente 'payés'», comenta ella.

Según esta chica, el momento preferido para comer helados es después de cenar: «La gente pasa por aquí, se encuentra este carrito y le entra el hambre». No existe ningún sabor predilecto en general, pero Alicia dice que «los argentinos siempre tiran hacia el dulce de leche. Entre el resto del público no hay dominantes, pero gusta mucho el pistacho con vainilla», alo que añade que su apuesta de verano es por la sandía: «Bueno, tenemos un sabor nuevo, ¡el mojito! La gente lo prefiere porque es mucho más barato que la bebida y, al fin y al cabo, lo mismo».

Alternativas

Pero a pesar de lo sabroso de los helados, hay gente que huye de ellos. Engordan, tienen colesterol, no son aptos para diabéticos... Ante esto, han surgido iniciativas más sanas como las yogurterías. Elisa, italiana dueña de una de las primera en Eivissa, comenta el porqué de esta apertura: «El verano pasado estuve en la isla yme sorprendió no encontrar ninguna, así que decidí mudarme aquí y abrir mi propio negocio». Ella trabaja junto con su padre, que le ayuda a pesar de no dominar el castellano. «Lo que nos ha pasado es que la gente no conoce todavía lo que vendemos. Se trata de una base de yogurt natural a la que se le añade un sabor a escoger y una decoración tipo almendras, galletas, lentejas de chocolate... Es mucho más sano que un helado y está muy rico también».

Reconoce que ya tiene algunos clientes fijos: «Muchos niños del barrio nos conocen y vienen cada día. A los niños es fácil introducirles en cosas diferentes, pero a la gente mayor es más complicado. La primera vez que entran, les pregunto si saben lo que hacemos y primero se lo dejo probar. Luego ellos deciden».

Por último, comenta que el mayor de sus puntos fuertes: «Mis sabores son naturales, pensados para la gente diabética, por ejemplo. Lo que quiero mostrar es que un yogur puede ser tan sabroso como un helado, pero mucho más saludable».

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