Salvador Morillo Ruiz (1982, Valencia) es coordinador de playas de Cruz Roja desde hace dos años. Se declara un apasionado del mar y de los deportes náuticos (practica natación, buceo, esnórquel y bodyboard) y confiesa estar especialmente vinculado a Cala Nova (Santa Eulària), donde realiza la mayoría de ellos. Reconoce que fue su hermano el que lo vinculó a esta profesión al proponerle realizar un curso de primeros auxilios en Cruz Roja. Asegura que lo más difícil a la hora de coordinar los servicios de socorrismo de las playas es «tener una baja en el último momento porque no es un trabajo que pueda realizar cualquiera».
-¿A qué edad aprendió a nadar?
-Desde muy pequeño me he mantenido a flote (risas). Pero creo que a nadar aprendí a los ocho años.
-¿Ha pasado miedo en el mar alguna vez?
-En el agua me he llevado sustos como todo el mundo. Quizás la experiencia que más me marcó se produjo un día que fui a bucear con mi hermano con 14 años. Estábamos haciendo pesca submarina y lo pasé mal porque vi como mi hermano se había quedado medio atrapado en una de las cuerdas que lleva el arpón. Fue una situación bastante angustiosa que se me quedó grabada.
-¿Cuál ha sido su momento más agradable como socorrista?
-Lo más agradable es que la persona a la que ayudas te devuelva una sonrisa, no sólo porque le hayas salvado la vida, quizás porque le hayas ayudado, o dado la información que necesitaba.
-¿Y el más desagradable?
-Encontrarme en el agua con tres personas pidiéndome auxilio. En el agua todo se complica. Al final acabó bien, me ayudaron, pero salieron adelante.
-¿Le ha picado alguna medusa?
-Sí, el otro día, pero como tengo claras las pautas a seguir no fue muy grave. Lo que hice, porque me pilló en el agua, fue aguantarme el dolor como pude y mover el agua desde fuera, chapotear hasta poder arrastrar esas esporas, así al menos no empeoró la situación.
-¿Por qué se ahoga la gente en las playas?
-Hay un porcentaje que responde a un origen patológico y luego están los ahogamientos por imprudencias o dificultades en el agua ya sean fisiológicas o de resistencia. Es un porcentaje menor, del 40% según estudios. Podemos considerarlo un porcentaje relativo si tenemos en cuenta la cantidad de turistas que visitan Balears.
-¿Considera que los bañistas tienen suficiente información sobre los peligros?
-Creo que sí. Quizás no estaría de más que se les explicara de algún modo, al llegar a la isla, cuáles son las pautas a seguir en cuanto a la seguridad en el baño.
-¿Cómo está el socorrismo en Eivissa?
-Está bien, aunque siempre hay cosas que se podrían mejorar o pulir. Yo apostaría por conseguir una continuidad del personal. Estaría bien saber con quién vamos a poder contar al año siguiente, cómo trabaja esa persona, si es conocedor del lugar y sobre todo la experiencia que tiene.
-¿Cree que los socorristas deberían de tener más autoridad en las playa?
-No estaría mal que en ciertas ocasiones se pudiera hacer respetar más la norma. Algunos ayuntamientos ya lo están regulando y en su ordenanza municipal consta como una falta grave el bañarse con bandera roja, es motivo de sanción. Es un gran paso.
-¿Qué es lo más difícil a la hora de coordinar las playas?
-Que tengamos una baja en el último momento. Formamos un equipo de 33 personas y realizamos un trabajo que no puede hacer cualquiera. Los socorristas tienen que cumplir con una determinada formación y siempre es un momento difícil.
-¿Cuál es la excusa más curiosa que le ha dado un socorrista por no acudir a su puesto de trabajo?
-Dentro de las excusas, la más común es decir que se han dormido. A la tercera vez que nos lo dicen ya tomamos medidas. Siempre hace gracia cuando te dicen que están enfermos y te acabas enterando de que salieron la noche anterior.
-¿Va a la playa en su tiempo libre?
-Sí, bastante además. Sobre todo a Cala Nova, que es la que tengo más cerquita.
-¿Y se ha quemado alguna vez?
-Pues sí, el fin de semana pasado. Aunque lleves factor 50, que es el que nosotros le damos a los socorristas, tienes que renovarlo cada 50 minutos y si permaneces disfrutando en el agua y se te pasa la hora, pues te quemas. Pese a que uno intente ser lo más responsable posible y cuidadoso, estas cosas pueden pasar.