Francisca Marí Tur es la única mujer de Balears reconocida como maestra artesana en el oficio de la pedra en sec. Pese a que ella quería dedicarse a la arqueología, esta ibicenca estuvo obligada durante sus estudios a cursar también cantería, lo que le fascinó y a lo que se dedica desde entonces.
-¿Cuenta con antecedentes familiares en este oficio?
-(Risas). No, no. En mi familia hay pescadores, amas de casa, lo típico, pero no margers. Soy la primera que se dedica a los marges.
-¿Cómo surgió la idea de dedicarse a ello?
-Bueno, yo quise ser arqueóloga. En 1992 entré en la Escuela Taller de Eivissa, pero en este curso se debía superar también una parte de cantería. Aquello me despertó curiosidad y decidí hacer dos años más por probar, más que nada. La arqueología me gustaba mucho, pero de eso no puedes vivir. Además, tuve un profesor muy motivador que me mostró el encanto de los marges.
-¿Qué recuerdos tiene de cuándo comenzó a estudiar para ser margera?
-Los recuerdos son muy buenos. Empecé con 17 años y me gustó mucho. Cuando estudias no es todo trabajo duro, ya que aprender, aprendes en la calle. Con mis compañeros hice muy buenas amistades y mantengo relación con la mayoría
-De hecho, montó una empresa con algunos de ellos, ¿verdad?
-Cierto. Monté una empresa, Picassa i marges, con dos de mis antiguos compañeros de clase: Manuel Vicente Gómez y Eduardo Fernández Santacruz. Lo que más nos gusta es tallar la piedra y la restauración. Nos dedicamos a hacer marges, restauración de pozos, morteros, molinos de sémola... Hemos hecho trabajos para el Consell, para el Ajuntament, pero no siempre salen cosas tan buenas.
-El de 'marger' es un oficio muy antiguo. ¿Tiene miedo de que se pierda?
-Realmente sí. Pero cada vez somos más en este oficio y la gente tiene más conciencia de ello. Hacer una pared de piedra es caro, pero de por vida. Además, no hay comparación entre un paisaje con una pared de piedra o uno con una pared de hierro.
-¿Qué consejos le daría a alguien que se quiera dedicar a este oficio de la piedra?
-Uf, que realmente le guste mucho. El de marger es un oficio que requiere un gran esfuerzo físico; es muy duro. Al final de un día de trabajo acabas con la espalda hecha polvo.
-¿Piensa que los ibicencos están concienciados sobre el mantenimiento de estas técnicas antiguas?
-Es curioso, pero los extranjeros están mucho más concienciados que nosotros los ibicencos. Ellos compran aquí una casa y piden las paredes sin quejarse de los precios ni nada. Parece mentira, pero conservan mucho más la Eivissa antigua que muchos de aquí.