La broma fácil, un suculento picoteo y bebidas con alcohol que algunos más que otros aprovecharon para relajar tensiones. Con este combinado gastronómico y de risas para no llorar, los socialistas de Eivissa tragaron ayer la aplastante victoria del Partido Popular, en una jornada que transcurrió con escasa asistencia en la sede del partido de la Avenida de España, donde poco más de veinte personas se dieron cita entre las 20,00 y las 23,00 horas, es decir, entre los primeros resultados a pie de urna y el reconocimiento de la derrota socialista.
A los candidatos, Sofía Hernanz y Albert Marí, les acompañaron, entre otros, Xico Tarrés, Lurdes Costa, Pilar Costa, Julián Aguilar, Josep Marí Ribas Agustinet, Paco Chamizo e Irantzu Fernández, además de sus familias y algunos afiliados.
Hernanz fue quien menos disimuló sus nervios y su tristeza por los resultados, y optó por estar casi todo el tiempo entre uno de los despachos de la sede y el descansillo del edificio, que se convirtió en la sala de fumadores y anecdotario de la jornada. Dentro, en la sala principal, los presentes optaban por calmar las ansias degustando coca y calamares rebozados mientras que en la televisión ya se confirmaba la amplia mayoría del PP. «Tampoco tan amplia, hasta que no lleguen a los 300», bromeaba Tarrés a la vez que se servía un vaso de cerveza. «Por lo menos comemos», aportó por su parte, Agustinet, que repitió con el vino y no escondió su enfado al ver en directo a través de TVE los festejos de los populares en Génova. «Borja, Borja Mari», gritó cuando las cámaras enfocaron a un joven con camisa rosa y jersey anudado al cuello que celebraba la victoria popular.
«Soy optimista pero con los pies en el suelo», comentaba Albert Marísobre las 20,00 horas, al inicio del recuento. Y es que el candidato, con el humor que le caracteriza, vivía entre bromas su momento de gloria cuando a las 21,15 horas y con 0,55% escrutado, ganaba a José Sala por diez votos. En ese momento, Antonio Roldán también animaba con noticias frescas de la mesas electorales, anunciando triunfos socialistas en Cas Serres y Cala de Bou. Una alegría efímera y poco realista, más una intención que otra cosa, y que no tardó más de unos minutos en esfumarse.
Tres horas después del cierre de las urnas, y con poco más del 70% de los votos escrutados tanto en el Congreso como en el Senado, los candidatos decidieron llamar a sus rivales, José Sala y Enrique Fajarnés, para felicitarles por el triunfo. Después, uno a uno salieron a valorar la derrota ante las cámaras.
La primera fue Sofía Hernanz, quien prometió trabajar con «responsabilidad» como diputada de la oposición, destacando que «mañana empieza una etapa nueva y muy complicada». Albert Marí, a quien se le había borrado la sonrisa cuando ya se conocía que la diferencia de votos con Sala era, en sus palabras, «irremontable», también decidió salir a reconocer la derrota y a depositar en Hernanz toda su confianza porque «hará el trabajo por todos» en el Congreso de los Diputados, remarcó. No faltó la reflexión y el reconocimiento por parte del secretario general de los socialistas de Eivissa, Xico Tarrés, sobre le momento «delicado» por el que atraviesa el PSOE.
Después vinieron los abrazos entre los candidatos y, cuando se retiraron los periodistas, también entre Albert Marí y su «padre político», Agustinet. «Olvidé decir que estamos en el gobierno de Sant Josep», expresó con una sonrisa Marí. «Todavía», remató Agustinet.