Ricardo del Árbol se marcha el próximo sábado durante un mes a Mozambique para ver cómo están funcionando los proyectos que la organización de cooperación al desarrollo ibicenca Dignidad está llevando en Zambezia, Nampula y Maputo, tres provincias de este país africano.
Sin embargo, el comienzo de esta historia se remonta hasta el año 1992 cuando este ibicenco visitó por primera vez el país en compañía de dos amigos «Me quedé tan alucinado que me cambió toda mi perspectiva de vida y pensé que había que hacer algo por toda esa gente», asegura Ricardo con una gran sonrisa en el rostro.
Eran los tiempos en los que no había tantas organizaciones no gubernamentales como ahora y por eso asegura que no sabían muy bien que hacer. «Al principio estábamos un poco perdidos pero luego decidimos que teníamos que dirigir nuestros esfuerzos a mejorar la educación de los niños, porque ésta la base fundamental del desarrollo de los pueblos».
Nuevas escuelas
Por eso, aplicando la máxima de «más vale encender una vela que maldecir la oscuridad», decidieron poner en marcha una serie de proyectos gracias a la financiación que reciben del Fons Pitiús de Cooperació, algunos ayuntamientos de la Isla y el Govern balear. Dichos proyectos se han materializado en la construcción de escuelas que, con el paso del tiempo, se han convertido en el centro dinamizador de la comunidad, permitiendo la creación de centros de alfabetización para adultos, talleres de formación profesional para mujeres o sistemas de información sobre el control de la natalidad y la prevención de enfermedades como el sida o la malaria.
En este sentido, según Ricardo, «la idea de Dignidad es que en un período de unos ocho o diez años la gestión de las escuelas acabe siendo del gobierno de Mozambique y nosotros retirarnos, como estamos a punto de hacer con una que en Maputo da clase a más de 800 niños».
Afortunadamente en todo este trabajo, el coordinador general de esta ong no está solo, ya que la organización tiene delegaciones en Almansa (Ciudad Real), Málaga y Canarias y cuenta sobre el terreno con tres cooperantes. «Son tres mujeres y, la verdad, es que le ponen mucha pasión a su trabajo y, sobre todo, le echan mucha fuerza a la vida porque alguna ya ha pasado varias veces la malaria, una enfermedad de lo más común y aún más en la estación de las lluvias que se vive en Mozambique actualmente».
Unos ejemplos que, según Ricardo, les dan fuerzas para iniciar nuevos proyectos como los que se están llevando a cabo en Marruecos, donde Dignidad ha puesto en marcha escuelas nómadas que acompañan a los niños de las tribus bereberes por el desierto.
Indignados con el recorte del presupuesto
Ricardo del Árbol afirma que desde Dignidad están «indignados por la decisión del Ayuntamiento de Vila, de recortar el dinero para el Fons Pitiús de Cooperació de 240.000 euros a 10.000». Tal es así, que según Ricardo, las organizaciones pidieron hace dos semanas una reunión con la alcaldesa, Marienna Sánchez-Jáuregui y aún están a la espera de recibir respuesta.