«Arruinados por el desastre de la obra del colegio de Sa Bodega». Así de contundente y directo define el presidente de la asociación de vecinos de es Clot, Pepe Pérez, la situación que vive el barrio.
Una situación provocada por el estado en el que se encuentra el solar de la obra y que, según el propio Pérez, «ha provocado que muchos de los negocios se vean obligados a cerrar y que el día a día para los residentes sea cada vez más duro».
Lo cierto es que, simplemente, basta un paseo de pocos minutos para ver que en el lugar se acumulan toneladas de basura, como una plancha, que sigue en el mismo lugar que en el mes de octubre de 2011, o material de obra en alto grado de oxidación que se ha convertido en el lugar ideal para que se críen ratas. Además, el acceso a la obra está cerrada con un gran candado que impide su entrada desde hace varios meses.
Algo que según el presidente de la asociación de vecinos «es una señal de que, aunque el actual equipo de gobierno asegura que los trabajos siguen adelante, aquí hace varios meses que nadie trabaja y de que la fecha de conclusión de la obra esté bastante lejos».
La zona azul
Ésta no es la única reivindicación de la asociación de vecinos para intentar revitalizar el barrio.
Pepe Pérez asegura que todo marcharía mucho mejor si se pusiera zona azul en las calles de es Clot. Sin embargo, esto también está en punto muerto ya que, según el presidente, «dos empresas están a la espera de que sea el tribunal de Palma quien decida cual es la adjudicataria tras haberse producido un problema burocrático».
Por todo esto, la situación para los vecinos y comerciantes del barrio desde hace unos meses y hasta hoy sea muy complicada porque «los negocios han sufrido pérdidas de hasta el 50% en sus ventas y muchos, incluso, se han visto obligados a cerrar».
Pepe Pérez asegura que para tratar estos problemas han tenido reuniones con Alejandro Marí, concejal de Urbanismo, y con Miriam Valladolid, concejalías Bienestar social, porque «la alcaldesa de Eivissa, Marienna Sánchez-Jáuregui lleva prácticamente un año sin recibirnos».