Mario Ruétalo, un uruguayo residente en Eivissa, prometió a su hijo Gonzalo que si sacaba buenas notas durante este curso viajarían a los Juegos Olímpicos de Londres. El joven, de 14 años y estudiante del Instituto de Sant Jordi, respondió con creces, y padre e hijo se embarcaron rumbo a Inglaterra en compañía de su tío Ricardo y su compañero de estudios Daurant.
Para todos los miembros de este grupo, formado por tres uruguayos y un ibicenco, fue su primer contacto con Gran Bretaña y la experiencia resultó inolvidable. «Yo ya tenía la experiencia de haber estado en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 porque en aquel momento vivía en Lleida, pero esta vez, gracias a la compañía, el viaje ha sido increíble», asegura Ricardo Ruétalo.
Una experiencia inolvidable
Los cuatro aseguran haber vivido muchas experiencias que se quedarán para siempre grabadas en su memoria ya que durante su viaje, además de Londres, también visitaron Manchester y Liverpool, donde estuvieron en el estadio de Anfield Road y se hicieron «cientos de fotografías en el paso de cebra de Abbey Road que popularizaron los Beatles».
Además, pudieron contemplar en directo a los partidos que disputaron las selecciones de fútbol de Uruguay, Gran Bretaña, Senegal y Emiratos Árabes Unidos en los estadios de Old Trafford, en Manchester, y Wembley, en Londres. «Ver los partidos de nuestro país con los dos estadios repletos mientras 80.000 y 100.000 personas cantan emocionados el himno de Inglaterra es algo que pone los pelos de punta sólo de recordarlo», explica Ricardo.
También pasearon por lugares emblemáticos que han formado parte de estos Juegos, como el Estadio Olímpico; el Horse Guard Palace, donde se disputaron las competiciones de volley playa; Hyde Park, sede de la prueba del triatlón, o el Basketball Arena, preparado para los partidos de baloncesto y balonmano.
En este sentido, Ricardo Ruétalo explicaba que «cuando regresas a Eivissa lo haces con una mezcla de orgullo y de ilusión por haber tenido el privilegio de visitar lugares que a los pocos días de terminarse los juegos se desmontan y nunca más volverán a estar allí, bien porque bien se trasladan a Río de Janeiro o bien porque eran totalmente temporales».