«Un bicho de mujer, un demonio, un infierno». En esos términos se refirió ayer el empresario José María Ruiz-Mateos a la jueza de refuerzo del Juzgado de Instrucción 3 de Palma, María Pascual, tras negarse a declarar como imputado en la querella que se sigue contra él por una presunta estafa de casi 14 millones de euros en la compraventa del hotel Eurocalas al Grupo Miralles.
Tras permanecer 24 horas detenido en Madrid y Palma (durmió en los calabozos de la Policía Nacional), periodo en cual, sostiene, se le negaron las medicinas contra el mal que asegura padecer -Parkinson- el fundador de Nueva Rumasa se despachó a gusto contra la magistrada.
«No he conocido una persona tan perversa y tan mala, tan inhumana, es un desprestigio para la justicia española; después del trato que me ha dado me da igual morirme», dijo Ruiz-Mateos a los periodistas.
Parkinson
«Tengo Parkinson. Me han tratado así adrede para que me muera, juro que lo ha hecho (la jueza) para que me muera, pero me da igual. Han intentado que me muera esta noche, sí estoy muriéndome y lo ha hecho adrede y queriendo. Me da igual que me ahorquen en una plaza pública. No se puede hacer peor, (es) un bicho de mujer, un demonio, un infierno», subrayó.
Según fuentes judiciales, el empresario jerezano también había lanzado improperios a la jueza durante la vista. «Es usted una mala persona, máteme si quiere», le espetó, antes de que interviniera la secretaria del juzgado para pedirle al abogado de Ruiz Mateos que llamara al orden a su cliente. El empresario fue conducido a los calabozos de Vía Alemania en un furgón policial a las ocho de la mañana.
Una hora y media más tarde, compareció ante la jueza, siempre acompañado por su hija, Begoña, y un abogado del despacho que le representa en Madrid. Tras negarse a declarar, quedó en libertad. Demacrado, pero sin perder un ápice su acritud hacia la magistrada, entró en directo para varios programas nacionales de televisión. «Esa tía es mala, un auténtico demonio y una criminal», zanjó Ruiz-Mateos.