Juan Miguel, su mujer y sus dos hijos vivían en un piso de 60 metros cuadrados que tenían pagado, pero llegó su tercer retoño y decidieron cambiarse de casa. Para ello vendieron el piso pagado y dieron de entrada para comprarse el nuevo alrededor de 60.000 euros con el banco BBVA. Con el inicio de la crisis en 2007, su trabajo como autónomo en la construcción «empezó a flojear», como él mismo explica.
«La casa me la compré en 2004; estaba tasada en algo más de 200.000 euros. Me empezó a faltar el trabajo y pedí una ampliación de hipoteca. En ese momento la valoraron en 300.000 euros. Al principio pagaba una letra de 600 euros, después la cantidad llegó a casi 1.000 euros por los intereses de demora», explica con consternación Juan Miguel, que trabajaba como autónomo de la construcción y su mujer en el sector de la hostelería. En 2008 ya no había «tanto trabajo» en la construcción, por lo que un año más tarde, cuando los dos estaban en paro, decidieron alquilar la vivienda e irse a vivir toda la familia con los padres de él a Sevilla para así poder seguir pagando. «Al principio de estar en Sevilla íbamos pagando con lo que sacábamos del alquiler, pero no encontramos trabajo y llegó un momento en que no podíamos pagar», explica este afectado, al que el banco tiene previsto desahuciar este miércoles por la mañana.
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